En medio de grandes necesidades, el Estado todavía tiene dinero para distribuir bonificaciones a sus empleados y de nuevo los privilegiados de Hacienda han sido uno de ellos.
Al mismo tiempo que su titular Llamosas dice que va a presentar un plan para endeudar más al país a comienzos del mes de mayo, nosotros estamos viendo que los operarios de esa institución siguen teniendo los mismos privilegios que habían dicho se cortarían durante el tiempo de pandemia.
El Estado no tiene un peso propio, sólo administra nuestros impuestos y desde ahí sólo pueden salir los recursos o por mayor cantidad de empréstitos, pero también bajando los salarios altísimos que tienen muchos funcionarios o también dejando de robar, dónde se dejaría en las arcas públicas US$ 1.600 millones, según el Banco Interamericano de Desarrollo.
Un Estado que sea honesto, austero, eficaz, eficiente, no requerirá pasar al Congreso nuevas propuestas de empréstitos, de créditos, ni tampoco será necesario incrementar los impuestos.
La creatividad estatal es dejar de robar y cortarse la carne. Ellos deben hacerlo, porque de lo contrario no habrá recursos que puedan ser sostenibles en el corto plazo y tendrá que venir por fin el fin de los privilegios y de la buena vida de nuestros administradores.