El Gobierno comienza de nuevo, no solo a rascar la olla, sino a pensar en nuevos tributos o nuevos endeudamientos. El ministro de Hacienda planteó que propondrá al Congreso a comienzos de mayo una serie de medidas, entre las cuales, como siempre, tratando de alegrar los oídos de los contribuyentes, afirman que harán una reforma del sector público, de cuánto ganan, como están distribuidos, el viejo cuento que el año pasado llevó cuatro meses al vicepresidente Velásquez y al ministro de Hacienda de la época, Benigno López, para presentar posteriormente una carpetita desabrida que duermen el sueño de los justos en las gavetas de los legisladores.
Estos solamente tienen una idea: seguir incrementando el nivel de endeudamiento. Se afirma que alcanzará de nuevo unos US$ 200 millones como mínimo, que habría que estar pensando que se suman a los más de US$ 12 mil millones de deuda externa que tiene acumulado el Paraguay y que estamos pagando de manera mensual y anual de los tributos que son sufragados por cada uno de los mandantes.
Es la hora también de mirar con austeridad, con eficacia, reduciendo los niveles del malgasto. Si sólo se dejara de robar en el Estado paraguayo, no habría necesidad de nuevos empréstitos.
Según el Banco Interamericano, se roba US$ 1.600 millones al año. Si se dijera basta de robo, no habría necesidad de estar pensando en ningún plan de contingencia, ni en rascar la olla. Es cuestión simplemente de atar las manos de los ladrones y con eso resolvemos nuestros problemas.