Los sacrificios se siguen esperando desde el sector público hacia quienes sostienen con sus impuestos esta pesada burocracia pública que no se anima a enfrentar la realidad. Sigue creyendo que esto va a pasar y que los privilegios van a continuar existiendo.
Desde todos los departamentos del Estado paraguayo siguen haciendo ingresar a personas e incrementando sus salarios, como no entendiendo la realidad que les toca administrar. No pueden percibir el grado de decepción, de desencanto, de desilusión de la población hacia ellos, incompetentes a la hora de gestionar la cosa pública.
Parecieran vivir en un mundo absolutamente irreal o ser parte de una casta social que se impone por encima de la mayoría. Muchos creen que esa es la única forma que tiene el Paraguay de ser administrado, alcanzar un lugar en la administración pública de la mano de un partido político, sin tener las condiciones para ejercer dicha tarea y así nos llenamos de incompetentes, de ladrones, de corruptos, de sinvergüenzas que son los que pueblan mayoritariamente el sector público nacional y que no pueden hacer cuestiones básicas y elementales en tiempo y en modo.
Lo que estamos padeciendo es simplemente la voracidad, el egoísmo y la codicia del sector público que tendría que estar a nuestro servicio y no servirse de nosotros.
