Casi suena a una celebración o algún festejo, en realidad hago mención a que estamos a una semana de encontrarnos en la fecha de origen de aquella casi eterna cuarentena que prometía inicialmente duraría 2 semanas.
Aquellos tiempos han quedado atrás, mucho hemos caminado de un tiempo a esta parte. A un año de iniciado esto, hoy el panorama se muestra mas desolador que nunca antes, si bien durante estos 12 meses hemos transitado por diversos escenarios, sin dudas con el que chocamos hoy, es el mas comprometedor, el mas exigente, con hospitales al limite de su capacidad, con la evidente falta de medicamentos, suministros e insumos médicos, la fatiga extrema del personal de blanco que no conoce de respiros o vacaciones hace prácticamente 2 años, recordemos que ni bien despedíamos a nuestra siempre vigentes epidemias de dengue, que a finales del año 2019 azoto con fuerza la peor epidemia de dengue de los últimos 10 años, llevando al limite la capacidad de respuesta de nuestro sistema sanitario, ese mismo personal de blanco se topo de cara en pleno marzo de 2021 con esta pandemia de nivel mundial, que por momentos se muestra conductas caprichosas entre la benevolencia y la angustia despiadada.
A todo esto sumamos, el desgaste físico, mental, espiritual, moral, social y económico de una ciudadanía que a estas alturas mira con antipatía cada una de las medidas tomadas por nuestras autoridades de turno.
Si bien inicialmente la ciudadanía en general, ha dado muestras gigantescas del sacrificio asumido, de compromiso social, de solidaridad y caridad, hoy, se muestra impaciente, incrédula, hastiada de cuantas medidas o decretos restrictivos existan, hoy es nuestra realidad es esta, la clausula del contrato social fue cumplida ”en parte” por esa ciudadanía que esperaba ansiosa una mayor y mejor respuesta de un estado que prometía mas.
HOY, nada que celebrar y esperar con fe mejores días que vendrán.
