Estamos llegando a una situación realmente complicada en la lucha contra el Covid. Todos los hospitales se encuentran desbordados, no existen medicamentos.
El Ministerio de Salud ha vuelto a fallarle a la sociedad paraguaya, no ha adquirido los medicamentos y la gente no puede aguantar el alto costo que esto presupone con el gran negociado que se mueve en torno a los mismos y al desprecio absoluto hacia la vida, que es el elemento central de cualquier reflexión, desde lo político, humano, económico y social.
Hay que volver a insistir sobre esto. Muchas personas pueden terminar muriendo en los próximos días debido al colapso del sistema público sanitario paraguayo, a causa de que fundamentalmente nuestras autoridades en un año no hicieron la tarea como debieran.
No compraron los insumos médicos en su tiempo y en modo, se llenaron de corrupción y ahora, en el momento en que tendríamos que enfrentar con la mayor capacidad adquirida durante todo este tiempo, le han vuelto a fallar a la sociedad paraguaya.
La gente está harta, cansada, llegando a un límite de la tolerancia que es realmente propenso a cualquier tipo de solución de carácter violento. Están provocando a la ciudadanía de manera reiterada, constante y permanente.
El gobierno tiene que salvar las vidas de las personas. Esa es la principal cuestión de responsabilidad que tiene un mandatario cuando se trata de ejercer la actividad pública. En este caso estamos llegando a un punto en el que, reitero, hemos vuelto a caer en los viejos miedos que teníamos con anterioridad y para lo cual nos dijeron hace un año que nos metían en cuarentena, para preparar el servicio público para situaciones como la que vivimos en la actualidad.
Nada se hizo y hoy lamentamos las consecuencias. Vamos a empezar a contar los muertos que el gobierno tendrá dentro de su armario como consecuencia nefasta del mal manejo de la crisis pandémica.