Las vacunas arribaron al país y de nuevo está la cuestión de la logística, cómo será distribuida. La cantidad es bastante pequeña por lo que creemos que no habrá tantos inconvenientes más que la lucha entre el personal de blanco, que se inscribieron más de 30.000 y solo hay 4 mil dosis. Sí que habrá muchos descontentos y mucha gente que dirá ¿Por qué no a mí?.
Si ya hemos tenido serios problemas en la cuestión del gasto en el Ministerio de salud, con una ejecución presupuestaria notablemente baja en el 2019, grandes problemas de corrupción en la compra de insumos provenientes de China a mediados del año pasado, problemas en los suministros de medicamentos ordinarios de uso en hospitales, escándalos que aparecen, críticas de sus directores, no será para nada inusual que tengamos que ver de nuevo grandes dificultades a al hora de distribuir primero las vacunas y luego inocularlas a las personas apropiadas.
Ayer Mazzoleni abrió el paraguas afirmando que ojalá no ocurra como en Perú, donde los primeros que se colocaron en las filas fueron los políticos interesados en cubrirse ante la posibilidad de morir por el Covid.
Aquí tampoco hay que renunciar a que puede acontecer una cosa similar. No tenemos tradición de respetar la cuestión del servicio hacia los demás y casi siempre, en muy pocas excepciones, hemos visto casos de personas que renuncian a su condición particular como mandatario en favor de sus mandantes, por lo general ocurre al revés. El mandatario se cree mandante y por lo tanto tiene el derecho de aprovecharse de todas las posibilidades que le da el poder.
Las vacunas constituyen un serio mecanismo para observar la capacidad instalada del país en logística y en honestidad.
