Los niveles de inseguridad en el país siguen siendo iguales que desde hace mucho tiempo. El asalto a una estancia del senador Zavala, en Concepción, y también el golpe a una empresa de caudales en pleno medio día, en Juan E. O’leary, nos demuestra lo distante que aún estamos en los niveles de seguridad que no tendrían que ocurrir, donde un sistema de inteligencia tendría que funcionar para prever circunstancias de este tipo.
La empresa de caudales es de propiedad del senador Juan Pio Ramírez, en Pedro Juan Caballero, y transportaba más de 1.200.000 reales, aproximadamente unos UU$ 250.000. Todo esto sumado al hecho de las críticas frecuentes que Zavala hace a los grupos insurgentes nos lleva a un espiral que nos sabemos cómo terminará.
Lo concreto y cierto es que se instala en la percepción de la gente de que todos ya vivimos atemorizados por el Covid y duplicados en el tema de la seguridad física y de nuestros bienes con estos acontecimientos que deben ser dilucidados.