Comentario 3×3
Siempre cuando hay elecciones uno se pregunta por qué alguien quiere ser servidor político o aprovecharse de un cargo político determinado. Esta es una pregunta existencial que tendríamos que hacer a todos nuestros candidatos, ¿por qué quieres ser intendente, concejal, gobernador, legislador o presidente?
Ustedes se encontrarán con respuestas realmente asombrosas, en varias de ellas van a encontrar que el menor aprecio que tienen hacia algo alguien, es hacia el elector.
Ese es simplemente un insumo que se utiliza al día de los comicios y luego se los tira sin responder para nada con respecto a las promesas que se habían hecho.
Nuestros políticos corren detrás de la posibilidad simplemente porque están movidos por un negocio extraordinariamente redituable donde con una mínima inversión uno tiene la posibilidad de cargarse con un montón de recursos económicos para sí, su familia y su entorno. También es una excelente manera de buscar algún tipo de retribución social que no la puede tener en ninguna otra actividad.
Hay mucho también de vanidad. Nuestros políticos se mueven al conjuro de este tipo de acciones, pero nunca las del servicio que son realmente las cuestiones trascendentes en cuestiones de este tipo.
Lo que vemos es que se ha montado a lo largo de los años todo un esquema desde el cual un político o una mujer política ocupa esa posición simplemente como un modelo financiero y económico, muy lejos de las verdaderas razones originales de la política, y en el Paraguay, con una gran complicidad del sistema judicial, que nunca puede, nunca quiere castigar al corrupto.
