Comentario 3×3
La verdad es el único escudo con el que pueden los gobernantes enfrentar situaciones dramáticas. Aquella afirmación de Winston Churchill en plena Segunda Guerra Mundial, cuando le dijo a los británicos sólo les prometo sangre, sudor y lágrimas, sabía perfectamente que eso es lo que él iba a encontrarse en el camino para terminar desalojando del poder al eje de los nazis alemanes, con los fascistas italianos y con los japoneses, y lo logró porque dijo la verdad, no les prometió otra cosa más que la realidad.
En el Paraguay venimos hablando de mentiras de manera reiterada en términos de la lucha contra el coronavirus, decimos que tenemos 640 camas disponibles de terapia intensiva, cuando en realidad no alcanzamos 170. Si el Ministro de Salud hubiera dicho tengo 170 camas, no tengo capacidad administrativa, pero voy a buscar a los mejores para que tomen el control de este ministerio del que yo soy simplemente la cabeza más visible, pero no soy la cabeza más eficiente, y en estos momento necesitamos eso.
Ahora estamos enfrentados al dilema de qué tipo de vacuna comprar y cuando llegue dicha vacuna, la capacidad logística de organización y de administración va a ser una cuestión complejísima que si no tiene capacidad el Ministerio de Salud en decirnos la verdad y mirarse al espejo y reconocer que no hay capacidad instalada para dicho propósito, puede terminar siendo un gran pretexto para la corrupción que se puede estar montando a partir de esta realidad.
La única verdad es la realidad. Es una afirmación que se repite mucho en el campo filosófico y en el campo político. Algunos afirman que lo dijo Aristóteles, otros que lo repitió Perón, pero la única verdad en realidad es decirle a la gente lo que somos, cómo estamos y cómo podemos mejorar. Dejar de mentirnos es fundamental en cuestiones como éstas en que la lucha tiene que hacerse entre todos, pero basado en la verdad.