¿Por qué será que los paraguayos no podemos hacer cosas que en cualquier ignoto califato de África son cosa corriente? Uno se resiste a considerar como un hecho que el país sea incapaz de construir un Metrobús y Asunción gestionar el billetaje electrónico. Da vergüenza hacer comparaciones pero hay son necesarias.
Barquisimeto es una ciudad de Venezuela, país que atraviesa una profunda crisis. Sin embargo, su TransBarca, sistema masivo de transporte urbano, está en funciones desde 2013. Tiene 66 kilómetros de líneas troncales, 183 alimentadores y 320 paradas. Son 258 buses movidos a energía eléctrica que transportan diariamente 315.000 pasajeros.
Mendoza, capital provincial de otro país en problemas, Argentina, opera un sistema de transporte llamado MendoTRAN que combina buses y tranvías eléctricos. El pasajero paga su viaje con la tarjeta SUBE que puede recargar a través de su smartphone, registrarse y consultar la ubicación de estaciones. La alcaldía de Mendoza, además, usa la red para evaluar online el flujo de pasajeros para adecuar las frecuencias a las horas pico de demanda del servicio. Y es Mendoza, no Francfurt, Nueva York o Shanghai.
Ambos fracasos están atravesados por un mismo elemento: la corrupción y la incapacidad de gestión. Tanto el Gobierno nacional como el municipal demuestran ser incapaces para empujar emprendimientos imprescindibles para la vida diaria del Gran Asunción.
Un aeropuerto de la era de aviones a hélice, infraestructura vial del cuarto mundo y servicios públicos lamentables es el panorama deprimente que salta a la vista del visitante ni bien baja del avión y se interna en la ciudad.
Y ya se sabe: nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión.