Comentario 3×3
Dentro de las claras muestras de fragilidad de nuestra estructura administrativa, se destacan dos de los ministerios más sensibles, el de Educación y el de Salud, que ya venían bastante maltrechos por diferentes causas y razones. Al principio, el único argumento era que no podían hacer bien su tarea porque les faltaban recursos, cuando se dieron los recursos se comprobó que realmente el problema era de gestión, significa no hacer las cosas en tiempo y en modo de la mejor forma, con la mayor eficacia posible.
Hoy lamentamos el estado en que se encuentra la situación sanitaria del país, que va camino a repetir esa palabra que nadie quería escuchar: colapso. Eso significa una mayor cantidad de personas infectadas por el coronavirus que no tienen posibilidad de ser atendidas en las unidades de terapia intensiva o en otros sitios en donde se requiera una internación.
En materia de educación, vemos un año perdido porque no ha habido capacidad para movilizarse de manera rápida y efectiva, buscando elementos innovadores que hagan que se atenúe el impacto del Covid en las clases ordinarias y normales, donde ya había muchas falencias.
El Ministerio de Educación incluso quiere ir más, quiere evitar que el próximo año se haga una evaluación completa de lo que fue el año 2020 en términos educativos, porque ya conoce los resultados malos, peores de los que ya veníamos teniendo en anteriores ocasiones. Tenemos dos ministerios claves, Salud y Educación, que no han sido sujetos de una atención eficaz, con un altísimo nivel de gestión y, por sobre todo, con un compromiso real para hacer de la salud y de la educación los dos elementos centrales de la gestión de cualquier Estado.