La diputada liberal, Celeste Amarilla, fue suspendida por 60 días por sus expresiones respecto a que la mayoría de los legisladores ganan sus bancas en el Congreso con dinero sucio. Es completamente inaceptable que una parlamentaria sea sancionada por sus opiniones políticas.
En una República (que funcione como tal) estas violaciones a la Constitución Nacional no deberían pasar, pero en nuestra frágil democracia pasa esto y mucho más, y generalmente cuenta con la anuencia de los diferentes sectores de poder, a quienes no les importa el avasallamiento de derechos mientras no sea contra sus intereses.
La legisladora ahora afectada no hace mucho parafraseó un poema de Bertolt Brecht que plantea que no debemos ser indiferentes cuando los poderosos avasallan derechos de otros sectores porque finalmente estos mafiosos vienen por todas las personas o grupos que les molesten.
Ahora los mafiosos vinieron por la diputada liberal y si bien lo repudiamos sin dudar, es bueno que la legisladora, su partido, y demás dirigentes que dicen ser de oposición al Partido Colorado revisen sus acciones, cuando los mafiosos atropellaron los derechos de otros y en la mayoría de los casos, como mínimo, permanecen indiferentes y en muchos casos se suman a las arbitrariedades.
Los mismos que vinieron hoy por la diputada Amarilla son quienes en el 2012 con el apoyo de su partido, con un golpe parlamentario vinieron por un Gobierno democrático y fue cuando las autoridades liberales persiguieron a funcionarios públicos afiliados a partidos de izquierda.
Cuando se trató de suspensiones y pérdida de investidura de otros legisladores, a quienes no defiendo y sostengo deben responder a la justicia, pero resulta innegable que las destituciones no cumplieron con los rigores constitucionales, la diputada Amarilla las apoyó.
Cuando esta misma mayoría vino contra los derechos de los docentes la diputada Amarilla se sumó tratando de burros a los maestros y a las maestras. Cuando el Gobierno vino por dos niñas y las asesinó la diputada Amarilla justificó el crimen.
Y ahora vinieron por vos, diputada, y entendiendo el poema, claro que repudiamos este atropello, pero no te defendemos a vos en particular, defendemos la República y el respeto a los derechos sin discriminación.