Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
El Presupuesto General de Gasto presentado por el Ejecutivo al Legislativo no muestra absolutamente ninguna novedad. Plantea lo mismo todavía duplicando la apuesta, haciendo que el endeudamiento del próximo año sea de US$ 1.100 millones más. Si sumamos a todo eso, no existe ningún anuncio en torno a recortes en el número de funcionarios, tampoco en términos de privilegios.
Vamos a seguir gastando igual y mal, lo que combinado nos lleva a una situación de mayor angustia a la que ya estamos padeciendo con seis meses de lucha contra la pandemia del coronavirus. El Estado sigue teniendo una mirada endogámica, se mira al ombligo, no le interesa a la sociedad en su conjunto y sigue exprimiendo a los mismos que tributan los impuestos indirectos y directos para hacernos la vida imposible.
El presupuesto tendría que haber sido un parteaguas, una ruptura con lo que ha sido hasta ahora el modus operandi de un estado absolutamente insensible, distante y lejano de la gente.
Hubiera significado, reitero, la posibilidad concreta de hacer aquello que proclaman y dicen cada vez que se les critica, Reforma del Estado, pero que, sin embargo, cuando se trata de comprometerse con la acción, quedan bastante distantes a cualquier propósito ciudadano.
Hay que recordar que el Estado no es una cosa más que un poder administrador de los recursos económicos que cada uno de nosotros proveemos. Cuando tengamos una voz más clara y contundente hacia nuestros mandatarios, a los que nosotros ocupamos para que hagan una tarea, es probable que esta ecuación diabólica termine cambiando y se transforme en una oportunidad de hacer un presupuesto austero, honesto y eficaz del Estado para los contribuyentes.