Es penoso, alarmante y peligroso que, ante la pregunta de si alguien cree en la justicia en nuestro país, exista unanimidad para hasta sorprenderse y luego decir que no, combinando alguna que otra ironía por lo obvio de la respuesta. Es más grave aún si el universo de encuestados llega a millones de habitantes de nuestro país, como también a millones de compatriotas que tuvieron que migrar a otros países por falta de oportunidades laborales. Sería muy extenso y hasta redundante nominar todas las expresiones de desigualdad que demuestran la escandalosa hegemonía de lo injusto en nuestro país. De hecho, nuestro país, por ejemplo, es el más desigual del mundo en tenencia de la tierra y el 5° país con peor calidad de empleo en el mundo.
Como ya había compartido en el anterior artículo, existen títulos de más de 59 millones de hectáreas, cuando la superficie del Paraguay es de 40 millones de hectáreas, según el propio Servicio Nacional de Catastro. Y además de esta escandalosa fraudulencia, el grado de depredación ambiental, literalmente amenaza nuestra vida.
En este macabro marco de situación, la Municipalidad de Asunción y el Gobierno del Fraude, se disponen a construir un viaducto destruyendo parte del Jardín Botánico, talando más de 200 árboles que forman parte del pulmón de Asunción y del patrimonial cultural e histórico de nuestro país, violando leyes nacionales e internacionales, además de ejecutar –llamativamente- más del 80% del presupuesto de un proyecto que aún no inició. Todo esto pasa a ser grotesco si tenemos en cuenta que la construcción de viaductos hace tiempo fue desechada en el mundo, porque está comprobado que no ayudan a descongestionar el tránsito, sino más bien todo lo contrario, puesto que inducen al crecimiento del parque automotor. La salida, como ya lo plantearon quienes resisten acampando en el Botánico, es implementar horarios y días escalonados para el uso de vehículos, desarrollar un transporte público con servicio 24hs y de calidad, promover reformas viales para la utilización de transportes alternativos, desarrollar semáforos inteligentes, además de otras medidas.
Pero claro, como la mafia es la que gobierna, ante la justa resistencia de la ciudadanía, el Gobierno del Fraude responde con represión y criminalización de la protesta social, atacando a manifestantes que ejercen justicia de manera ejemplar, rebelándose ante la infamia.