Por Benjamín Fernández Bogado
La denominada Operación Cicatriz se va tomando sentido y forma con las expresiones que dio a conocer en estos días el secretario general de la Presidencia de la República, Juan Ernesto Villamayor, que dice básicamente que dicho acuerdo es para que Abdo termine el mandato. Hasta ahí parecería todo bien y convincente, pero a renglón seguido dice el contrabando de cigarrillos puede continuar o no. Esa es una cuestión que va por cuerdas separadas. Es evidente que siendo Cartes el principal exportador de cigarrillos y su fortuna, con la que se financió la política suya y la que sostiene a sus adherentes en el Congreso y en otros sitios, está muy condicionado al tema de que el contrabando no se toque y se siga operando como siempre.
Ya se ha denunciado en términos periodísticos en los últimos meses que todo paró en la frontera en términos comerciales, pero no el contrabando del cigarrillo hacia el Brasil. Esto nos lleva a la conclusión de que la Operación Cicatriz en realidad es una operación de contrabando en donde básicamente se sostiene políticamente a un gobierno que le faltan tres años, sobre la base de que se siga operando y se siga lucrando con la venta de cigarrillos paraguayos al mercado brasileño.
No sé qué dirán nuestros hermanos de la Receita Federal del Brasil ante una circunstancia de este tipo. Pero para nosotros se desnuda con claridad cómo se maneja la política en nuestro país. El contrabando sigue dictando con su gran cantidad de recursos, la dinámica y la energía que mueve a la política criolla paraguaya o al menos de un gran sector de ella. La Operación Cicatriz es la Operación Contrabando y básicamente esto es lo que se busca sostener en el status quo del Paraguay, incluso en tiempos de pandemia.