Cuando hablamos del mundo del trabajo y de las acciones voluntario, hablar de remuneración, crecimiento personal y aprendizaje suman dentro de lo que hace años se instala bajo el concepto de salario emocional.
Seamos claros, he observado y vivido experiencias donde se comprende como “buen ambiente laboral” el simple hecho de no recibir maltrato verbal dentro de un lugar de trabajo. Ésto es falaz.
Otra falacia del salario emocional es una mal comprendida situación de camaradería dentro de un grupo dentro del lugar que trabajamos o realizamos una acción.
El sector no lucrativo sufre el falso estigma de “ser un trabajo exigente y mal pagado” y ni siquiera nombrar el trabajo voluntario, como si únicamente la remuneración económica pareciera la única moneda corriente para realizar una acción.
En éstos más de 15 años en la sociedad civil y 7 en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay, amigos, familiares y hasta desconocidos me han interpelado sobre mi trabajo y mi voluntariado. “¿Por qué no hacer algo similar en el sector privado?” “Los Bomberos deberían tener salario”. Honestamente, no sería bombero si me pagaran por hacerlo, es más, nosotros pagamos una cuota, compramos nuestros equipos y otros gastos en los que incurrimos por estar en dicha actividad.
Traspaso lo mismo al lugar de trabajo, el trabajo en el sector no lucrativo no conoce de horarios ni de fines de semana. Cuando hay que estar, estamos.
“¿Te pagan horas extra?” es una pregunta que me dibuja una sonrisa tímida. ¿Acaso una madre le “cobra” a su hijo por despertarse en medio de la noche?
Salario emocional es hacer lo que hacés no porque te pagan, sino porque sentís que estás en tu lugar, porque las condiciones que se generan te ayudan a crecer como persona, como profesional y sobre todo, un marcado sentido de pertenencia.
¿Qué deben aprender las empresas de ésto? Existe una línea delgada entre la remuneración que uno recibe y la satisfacción que uno siente por aquello que realiza. Si siento satisfacción, soy más productivo, creativo y no se cuentan las horas de trabajo, sino que se miran los objetivos a cumplir porque, finalmente, somos lo que hacemos para ser la mejor versión de nosotros mismos.