Bruno Vaccotti – Generación I
@peztresojos – Emprendedor y Comunicador Social.
El paraguayo tiene distintas maneras de representarse. Tenemos un montón de cosas positivas y otras no tanto que nos caracterizan. Sostenemos una economía informal (el 80% de la economía se encuentra en el plano de la informalidad), tenemos un índice preocupante de abusos contra menores de edad, número de casos de feminicidios que no son para enorgullecerse y otras picardías que tiñen de colores oscuros nuestra identidad. Y aquí hablando de cifras y acciones de los ciudadanos «comunes» como diría un Honorable Diputado, porque si los incluimos a ellos, la lista se alarga más y más.
Otro problema que tenemos es querer defender desde nuestra opinión moral, o de lo que creemos que es la moralidad, una acción ilegal, ilegítima, homicida.
Durante una persecución por evadir una barrera por evitar una barrera policial, los oficiales que se encontraban en la misma proceden raudamente a perseguir al sospechoso, propinando disparos e hiriendo a un niño de 6 años.
Sin ejercer un juicio de valor sobre el comportamiento del padre, que jurídicamente no violó ninguna ley, que un sector de la ciudadanía defienda el accionar de los policías desde sus criterios personales es algo terriblemente preocupante y triste, siendo que el Manual del Uso de la Fuerza de la Policía Nacional cuenta con 10 incisos, de los cuales 4 han sido expresamente violados por los oficiales involucrados en este atentado contra una familia, porque, vuelvo a repetir, ninguna ley sanciona evadir una barrera policial, pero sí existe este Manual de instrucciones para quienes deben velar por el orden público y cuidarnos a todos los ciudadanos, sin distinción.
Ese niño podría ser tu hijo, tu hija, porque no es la primera vez que tenemos historias de «gatillo fácil» y no es la primera vez tampoco que alguien elude una barrera policial que, cabe destacar, son ilegales.
Lo que sigue en gravedad a la acción criminal de la policía, seguida muy de cerca por la ciudadanía que busca justificar, sin fundamentos jurídicos y mucho menos, carentes de empatía, la exposición al peligro y la tentativa de homicidio por parte de quienes están a cargo de velar por el orden y la paz.