PETER M. TASE: Editorialista Internacional de El Independiente en Paraguay (Milwaukee, WI)
El 26 de mayo del 2020, el Prof. Dr. STEVE H. HANKE, profesor de economía aplicada en el Johns Hopkins University (Baltimore), publicó un articulo en el National Review Magazine sobre el Fondo Monetario Internacional, con el título: “It’s Time to Mothball the IMF”. El siguiente material es la versión en Castellano del dicho análisis.
El Prof. Dr. Steve Hanke, enfatizó: “La nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacional, la búlgara Kristalina Georgieva, ha aprendido como retozar el juego. El juego significa nunca dejar que se desperdicie una “crisis”. Y en el caso del FMI, las crisis deben explotarse de manera que se garantice que el alcance y la escala de la burocracia hinchada e ineficaz del FMI se pueda ampliar aún más.
Establecido como parte del acuerdo de Bretton Woods del 1944, el FMI fue diseñado para ser el principal responsable de extender créditos subsidiados a corto plazo a países que perciben problemas de balanza de pagos bajo el sistema internacional de posguerra, con el tipo de cambio fijo. Sin embargo, en 1971, Richard Nixon, entonces presidente de los EE. UU., cerró la ventana de oro, lo que provocó el colapso del acuerdo de Bretton Woods en 1973 y, lógicamente, la desaparición del FMI. Fue entonces cuando el FMI debería haber sido desconcertado. Pero desde el colapso de Bretton Woods, el FMI ha utilizado cada crisis como una oportunidad para soñar un nuevo mandato y expandirse.
Las crisis petroleras de los años setenta fueron las primeras en permitir que el FMI se reinventara. Se consideró que esos shocks “requieren” más préstamos del FMI para facilitar, así mismo, los ajustes de la balanza de pagos. Y hubo más préstamos: de 1970 a 1975, los créditos del FMI aumentaron más del doble en términos reales ajustados por la inflación.
Con la elección de Ronald Reagan en 1980, parecía que se podía frenar el oportunismo impulsado por la crisis del FMI. Sin embargo, con el inicio de la crisis de la deuda mexicana, se “requirieron” más préstamos del FMI para contener la crisis y evitar las quiebras bancarias de Estados Unidos. Esa razón fue utilizada por nada menos que el presidente Reagan, quien presionó personalmente a 400 de los 435 congresistas para obtener la aprobación de un aumento de la cuota de Estados Unidos para el FMI. Una vez más, los préstamos del FMI aumentaron, aumentando un 27 por ciento en términos reales durante el primer mandato de Reagan.
Luego vino el colapso de la Unión Soviética. ¡Qué bonanza de “trabajos para los niños” fue esa! Y, la lista sigue y sigue con cada crisis que ofrece una oportunidad más para que el ineficaz FMI genere más crédito y asesoramiento. Sin perder una oportunidad, Georgieva ha hecho sus movidas. Los bancos y los derechos de propiedad de los accionistas de bancos son sus objetivos. El título del artículo de opinión del Financial Times de la Directora Gerente del FMI del 22 de mayo lo dice todo: “Los bancos deben detener los dividendos y recompra o ser obligados a hacerlo”.
¿Los propietarios de acciones bancarias no deciden si los bancos que poseen pagarán dividendos o recomprarán sus acciones? Y, si existen restricciones de los derechos de propiedad de los accionistas de los bancos, ¿no están impuestas por las leyes y reglamentos exigidos por los soberanos? Bueno, eso fue entonces, no ahora. Hoy, las cosas se han politizado tanto que incluso una organización internacional, como el FMI, ha podido otorgarse una licencia para entrometerse en lo que solía no ser su negocio, es decir, los derechos de quienes poseen acciones bancarias. Si bien los atributos cambiantes del FMI son realmente impresionantes, su reciente intromisión brinda una nueva razón para ponerle fin a esta institución ahora.”