“El sí y no” son ángulos naturales del ser humano desde siempre cómo el ver, escuchar, sentir o respirar. Habrá escuchado alguna vez la frase; “eres esclavo de tu sí y dueño de tu no o esclavo de tus palabras y dueño de tu silencio.
Lo que nos enseña que al aceptar una oferta o cualquier propuesta que tienen sentido al ser aceptada o rechazada.
Cuando nos invitan a salir para estar con amigos. socializar con la familia o compañeros de trabajo, estudio o cualquier grupo humano que sea importante para nosotros, y no podemos ir por cualquier motivo más importante o cuando no podemos adquirir alguna oferta, a veces nos es difícil decir; “no gracias”.
Para evitar caer mal o ser desagradables con la invitación u oferta recibida optamos por decir sí o aceptar antes que negar la propuesta o sugerencia que nos hayan dado u ofrecido.
Evaluar las condiciones
Antes de consentir o refutar lo que sea en nuestras vidas es importante evaluar bien si realmente ganamos o nos conviene ir a beber o comer algo con la familia o amigos y si estas personas también ganarían algo con nuestra compañia, para lograr una victoria recíproca, donde todos ganemos con la reunión.
En casos particulares pueden terminar en accidentes o circunstancias imprevistas, mal o no intencionadas, que lastimosamente no tienen una forma de volver atrás y lo único que toca a partir de ese momento es decir si a toda ayuda o asistencia que nos sirva para volver a estar con buena y estable salud para que el viaje de nuestras vidas sea uno cómodo y placentero sin complicaciones nunca.
Por eso recomiendo tener siempre a lo que acostumbre a rechazar y aceptar aplique unos segundos o más para lograr entender y concluir bien para el oferente y demandante.
Sabemos y entendemos porque negamos una oferta que ponga en riesgo nuestra salud y vida y/o aceptemos una sugerencia específica que realmente nos sirva y no responda a necesidades superficiales o básicas para nosotros o persona que precise de alguna cosa o servicio.
Puede que negar o decir no a todo siempre nos haga lucir pesimistas, amargados o cómo decimos aquí “argeles”, y por ese motivo nos inclinamos por aceptar o aprobar cualquier ofrecimiento para tratar de caer bien a la persona que nos traiga algo, nos proponga ir a un sitio o acontecimiento o lugar específico para alguna actividad en particular. Debemos entender que negar, contradecir, refutar o rechazar lo que sea no debe ser siempre tomado cómo una actitud triste, desagradable o incómoda tanto para quien diga o escuche el no sino la expresión de nuestro propio yo autónomo que decide lo que es valedero o no.