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Narco y religión

El narcotráfico se trata del comercio de drogas tóxicas a gran escala, es un término de la época porque lo vemos en televisión, escuchamos en la radio y leemos en el papel o nuestras pantallas casi en exceso. Su inmersión en la vida cotidiana ya hizo que se desarrollen términos cómo “narcopolítica”, o la actividad política en que las instituciones del Estado están muy influenciadas por el narcotráfico. 

Algo que no tiene sentido ni debe funcionar porque hablamos de un negocio ilícito combinado con el trabajo del Estado que tiene plataforma legal para ordenar la cantidad de personas y sus funciones establecidas para poder atender, asistir y servir bien al ciudadano.Pero los niveles de preocupación son altos para que podamos movernos en paz por nuestras ciudades, buscar y encontrar servicios médicos efectivos para solucionar complicaciones de salud, estar bien educados para entender lo que ocurre en nuestro país y el mundo y poder de esta forma pensar y trabajar para el bien de empresas particulares o públicas.

Vivimos en un mundo donde hay personas no tan iguales a nosotros ni similares lo que genera inequidad y falta de acceso económico. Muchos se derivan hacia el lucrativo negocio del narcotráfico. 

Extraña combinación 

Algo rara es  ahora es la combinación de narcotráfico y religión. La religión es el conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. Una institución social en la que el narco también ha logrado inmiscuirse en Brasil donde “acusan a bandas narco pentecostales de ordenar el cierre de iglesias católicas en Río de Janeiro”.

Cuando pensábamos que el límite era la institución política ahora es la religión otra frontera que ha sido alcanzada por criminales de los narcóticos. 

Los informes de que un poderoso capo de la droga de Río, conocido por sus creencias religiosas extremistas, ordenó el cierre de las iglesias católicas cercanas a su bastión asustaron a los fieles y a los expertos en seguridad y expusieron el advenimiento de un movimiento “narcopentecostal” formado por narcotraficantes evangélicos fuertemente armados que amenaza a creyentes de otras religiones, que sirven para la;

  • Cohesión social
  • Consuelo: La religión puede consolar a las personas enfermas o deprimidas, y ayudar a superar crisis vitales o enfrentarse a la muerte.
  • Puede reducir la ansiedad.
  • Soporte: La religión puede proporcionar apoyo y seguridad en momentos de adversidad, sufrimiento, desestabilización y desesperación.

Entre otras cosas que no lo hace el narcotráfico por ser una actividad que supone mucho riesgo para el traficante cómo el consumidor de lo traficado. Nada nuevo para cualquiera porque ya somos testigos del uso de armas de fuego o blancas para proteger el producto y cómo termina la vida de un adicto a las drogas, sus proyectos, familia y lo que haya construido libre de la maldita droga

Las dos principales pandillas carcelarias y mafias de Brasil son el PCC (primer comando capital) y Comando Rojo que llevan años con dominio del crimen organizado de ese país y muchas ahora se derivan a grupos religiosos para impulsar aún más su lucrativo negocio. La fe y el narco se unen y generan preocupaciones con razón.

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