La mujer no es menos que nada o nadie, es un ser humano de distinto género y características físicas y mentales que los hombres que no debemos imponer nuestra figura, presencia, imagen o título ante nadie y menos ante una dama. Pero en realidad, las cosas no son fáciles para ellas.
No está bien presuponer superioridad ante nada en un mundo donde existen niños, adultos, mujeres, hombres, discapacitados y personas con la capacidad de entender que existimos para y por algo en el mundo. Uno que tuvo, tiene y tendrá siempre patrones, jefes, líderes o presidentes que deben guiarnos por el sendero que debemos tomar para llegar bien a nuestros destinos para lograr mejorar nuestra calidad de vida en nuestros países, hogares o donde hemos nacido para tener nuestras vidas en orden, calma y éxitos. No solo debemos esperar que lo tengamos nosotros sino también nuestros gobiernos que pueden estar dirigidos por hombres o mujeres.
Habitualmente personas del género masculino han sido elegidas para presidir un país. Ahora México se suma a lista de países latinoamericanos que han elegido presidentas
La elección presidencial de este año en Estados Unidos es, una vez más, una contienda entre dos hombres. Pero en América Latina, como lo demostraron las históricas elecciones de México el fin de semana, elegir a una mujer como presidenta se ha vuelto aún sorprendente.
El poder femenino
Lo claro es que Claudia Sheinbaum, que ganó las elecciones de México de manera aplastante contra otra candidata, Xóchitl Gálvez, se suma a al menos una docena de otras mujeres que han servido como presidentas de países latinoamericanos desde los años 1970. Y este logro sirve no solo para motivar a otras mujeres a asumir serias responsabilidades en su vida sino también para demostrar al mundo que nadie es menos o más por cómo se vea, piense o sea.
Esta creciente lista incluye ex líderes de dos de los países más grandes de América Latina, Dilma Rousseff de Brasil y Cristina Fernández de Kirchner de Argentina, y aquellos de naciones más pequeñas como Violeta Chamorro de Nicaragua y Xiomara Castro, la actual presidenta de Honduras.
Paraguay alguna vez se quiso hacer postulando a la ex ministra de educación Blanca Ovelar cómo presidenta en el 2003 y que no llegó aquella vez porque el pueblo no estaba convencido todavía en la idea de darle la gestión de poder a una mujer.
Algo que ya podría cambiar dada la realidad del ayer y hoy en latinoamérica. Región mundial que se caracteriza por tener machismo y abusos al género femenino que no sirve para nada bueno excederse con nada o nadie en un tiempo y lugar en el que pretendemos integrarnos a todos en el todo. Siempre se tendrá a hombres y mujeres que deben saber dirigir cómo acompañar a líderes o lideresas para juntos ganar títulos deportivos, números que nos sirvan cómo país, empresa u organización donde existan ambos géneros.
Paraguay continúa apostando al hombre cómo su referente, guía o cabeza en el ejecutivo u otros grupos humanos que pueden funcionar bien también conducidos por nuestras madres, hermanas, tías, compañeras, esposas o novias. Solo debemos confiar en ellas para que tengan la seguridad suficiente que les sirva para que ejecuten bien lo que puede servir al vecino, compañero de empleo o pariente para que viva seguro, satisfecho y alegre en nuestros países. El poder femenino gana espacio.