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Siete temores de un candidato

  1. El adversario. ¿De qué tamaño es realmente su adversario? ¿Cómo saber quién dice la verdad, en cuanto a la aceptación de la gente? ¿Lo está subestimando o engrandeciendo la opinión pública? Son preguntas indispensables que debe hacerse un candidato sobre sus rivales. La historia de las elecciones está llena de sorpresas, y de candidatos que no prometían nada y ganaron cuando nadie lo esperaba. ¿Cómo encontrar el punto medio entre la verdad y la percepción? 
  2. El equipo. Nada más difícil que armar un equipo en campaña. Hay equipos que son hogueras de vanidades. Concurso de egos y arrogancias. El equipo es fundamental para una campaña. Por él se pierde o se gana. Todos quieren estar cerca del candidato. Quieren que se sepa que hacen y lo importante que son. Lo acosan. Le llevan intrigas y le intranquilizan. El equipo debe ser muy bien estructurado y  disciplinado. Dejar que el candidato sea candidato y no coordinador de campaña. 
  3. Quien lo puso. Nadie se manda solo, dice el refrán. Ni llega solo por su esfuerzo a una candidatura. Siempre hay alguien detrás de un candidato. Quien puso al candidato siempre buscará que éste no se aleje de su dominio. No renunciará tan fácilmente a su línea de mando. Esta relación siempre es un dolor de cabeza. Uno que se cree dueño y el otro que busca desprenderse de su control. 
  4. La estrategia de comunicación. Es la víctima favorita de las insidias de los integrantes de la campaña. Es el pretexto favorito cuando las cosas no van bien. En una campaña todos son expertos en comunicación y siempre cuestionarán a quien la dirige. El candidato tiene que definirse en creer o no lo que le dicen. ¿Es la estrategia correcta? ¿Realmente es la estrategia de comunicación la que está fallando?
  5. El cuarto de guerra. Un cuarto de guerra de más de seis, es un mitin. Ya no es estratégico. Sus integrantes deben ser capaces de ver lo que no ve la mayoría. Dimensionar los acontecimientos y advertir las respuestas. Tener reflejos e información de calidad. Intuición. Malicia y prudencia. Debe ser el gran estratega de campaña. Debe construir respuestas rápidas a las crisis y no discusiones sin rumbo. En un cuarto de guerra tiene que haber inteligencias probadas. No es un lugar para ocurrentes ni improvisados.
  6. Los amigos y familiares. Hay amigos y familiares cuyo mayor aporte a la campaña, es quedarse en casa para que no hagan daño. Lo ideal es que aporten al candidato y no sean un obstáculo. Que no le generen problemas a la campaña y a su equipo. Que no utilicen mal su nombre, afectando a los simpatizantes. A veces los amigos y familiares son quienes más generan problemas a los candidatos. 
  7. La verdad. Es la preocupación más grande del candidato. La campaña es un valle de incertidumbres donde la verdad es un bien escaso. Generalmente, la descubre al final de la elección, cuando todo está dicho. Entonces, sabe si lo que decían las encuestas, su cuarto de guerra y su intuición, tenían razón. O no.
Guadalupe Robles
Guadalupe Robles
Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Debate. Politólogo por la UAM. Doctor en Derecho de la Información. Profesor-Investigador. Lector disperso.

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