Al usar las palabras arte gastronómico no nos referimos solo a los países que se destacan por tener platos con buena presentación y sabor sino a todos los platos comestibles del mundo, donde se encuentra Paraguay, ese país mediterraneo sudamericano que también hace su magia en la cocina. No debemos estar cabizbajos por nuestra comida, sino orgullosos porque en el planeta hay medios que dedican artículos y una página en sus sitios a lo que hacemos y comemos acá.
Curiosamente esa “torta”, “pastel” o “sopa paraguaya” es resaltada por el prestigioso diario norteamericano “The New York Times”.
Comienza diciendo: “La sopa paraguaya que no es un caldo o plato líquido sino algo sólido está hecha con harina de maíz, queso Paraguay, huevo, leche y cebolla”. Se llama sopa porque tuvo la intención de ser una ayer y al dejarse sin consumir a la intemperie se solidifica y se convierte en lo que disfrutamos comer no solo en la semana santa sino todo el año en cualquier evento social por su capacidad de adaptarse a cualquier paladar, espacio y momento siempre.
Todo el mundo está de acuerdo en que este cremoso pan de maíz tiene un sabor único, pero los historiadores aún debaten si su creadora fue una cocinera demasiado entusiasta.
Dice el artículo que este plato “se originó a mediados del siglo XIX, cuando Carlos Antonio López era presidente de Paraguay. La primera receta de sopa paraguaya se publicó en 1931 en un libro de cocina de Raquel Livieres de Artecona”. Y de ahí en adelante hace más de 90 años se hace nuestra sopa sólida, que actualmente ya tiene más aderezos cómo embutidos y diferente tipos de queso para moldear y con el renovado sabor buscar llegar a más personas que gustan de explorar y degustar “la comida del mundo”.
Una singular sopa
Si alguna vez pides una sopa en Paraguay, no esperes que te sirvan un humeante tazón de caldo. Lo que te van a dar es un trozo de pan de maíz con mucho queso.
“The New York Times” destaca que este pan, también conocido como sopa paraguaya, es uno de los platillos más populares del país. Harina de maíz, cebolla, queso, leche y huevos se mezclan para dar como resultado un bizcochuelo de maíz cremoso con una textura parecida a la del budín de pan” que casi siempre se sirve para acompañar las carnes a la parrilla, para desayunar o comer en cualquier momento o lugar de nuestras vidas. No se trata de algo muy estudiado o trabajado para ponerlo en la mesa para alimentar al comensal, pero logra satisfacer y saciar el hambre de la persona hambrienta.
Tal vez sea difícil conseguir este pan en Estados Unidos, donde viven cerca de 30.000 paraguayos que, según los datos de un censo, es el grupo de latinos más pequeño que habita en el país. Uno americano que no se remarca por tener platos propios cómo el resto de países americanos, sino ha desarrollado marcas y la industria de la “comida rápida”, una creada para lograr “alimentar” e ir contra el hambre de una forma dinámica, que no es la manera recomendable de comer para lograr digerir bien nuestra ingesta. Nosotros con nuestra sopa paraguaya marcamos un hito gastronómico aqui y en el mundo con la única sopa dura del mundo.
Comer aumenta rápidamente el riesgo de síndrome metabólico, que es un término genérico que describe enfermedades como obesidad, presión alta y niveles elevados de colesterol.
Por este motivo la “comida rápida” aunque sea palatable no debe ser consumida cómo indica su título ni de forma excesiva cómo cualquier oferta gastronómica si queremos evitar dilema en nuestra salud.