Con este 3 de diciembre se marca un hito crucial en la historia bilateral entre Paraguay y Argentina, al conmemorarse el quincuagésimo aniversario de la firma del Tratado de Yacyretá. Este acuerdo, rubricado en 1973 en el Palacio de López de Asunción, fue el catalizador para la creación de la represa e hidroeléctrica que transformó no solo la generación de energía, sino también las dinámicas fluviales en el Río Paraná.
Impulsado por los estudios técnicos de la Comisión Mixta Técnica Paraguayo-Argentina del Apipé, establecida en 1958, el tratado sentó las bases para el aprovechamiento hidroeléctrico y la mejora de la navegabilidad, particularmente en la isla Yacyretá.
Diez años después de su firma, en 1983, se dio inicio a las obras de la Central Hidroeléctrica Yacyretá. Este coloso de ingeniería vio su primera turbina en funcionamiento en 1994, marcando el inicio de una transformación energética. Desde entonces, ha sido un pilar fundamental para el suministro eléctrico en la región.
La conmemoración del cincuentenario, a realizarse el próximo lunes 4, a las 11:00 horas, en la Central Hidroeléctrica, contará con la presencia destacada de figuras clave en el desarrollo de este proyecto, como Luis Benítez y Fernando de Vido, representantes de ambos lados de la frontera, junto con autoridades regionales e invitados especiales.
IMPACTO
La magnitud de Yacyretá se refleja en su infraestructura: una presa multipropósito equipada con 20 turbinas hidráulicas tipo Kaplan, con una potencia instalada de 3200 Mw. Cada una de estas turbinas tiene la capacidad de procesar 2.630 millones de litros de agua por hora, una hazaña técnica que demuestra su impacto en el suministro energético.
La importancia de Yacyretá va más allá de la generación de energía. Sus vertederos, el Brazo Principal y el Brazo Añá Cuá, con una capacidad de vertido de 95.000 m3/s, han contribuido significativamente a regular el cauce del río, mejorando así las condiciones de navegabilidad y fortaleciendo el comercio exterior paraguayo.
La culminación del embalse a su cota final en 2011 permitió que las turbinas operaran a su máximo potencial, produciendo anualmente 19.000 Gwh de energía, un logro que reafirma su papel como un pilar de la infraestructura energética regional.
En una visión de futuro, el proyecto de maquinización del Brazo Aña Cuá, que se inició en 2020, promete un aumento del 10% en la generación de energía, proyectando ingresos adicionales significativos para la entidad, estimados en unos 80 millones de dólares anuales.
El impacto socioeconómico de Yacyretá es innegable. No solo provee energía para el consumo doméstico, sino que su existencia ha sido un factor clave en la instalación de industrias, creando así nuevos empleos y contribuyendo al desarrollo económico local.
INVERSIÓN
Además, a través de una sólida política de responsabilidad social, la entidad ha invertido recursos considerables en áreas como la educación, la salud, la producción agrícola y la infraestructura vial en su área de influencia, abarcando departamentos como Itapúa, Misiones, Ñeembucú y Caazapá.
Las inversiones sociales de la EBY no solo están en línea con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, con su enfoque en energía limpia y renovable, sino que también contribuyen significativamente a otros objetivos cruciales como la erradicación de la pobreza, la promoción de la salud y la educación de calidad, resaltando su compromiso con el desarrollo sostenible y la preservación de los ecosistemas terrestres.
El legado de Yacyretá trasciende sus logros técnicos: es un símbolo de colaboración internacional, progreso sostenible y desarrollo integral para ambas naciones, con un impacto que perdurará por generaciones venideras.
