El músico cubano Pablo Milanes compone bien en su música años que “el tiempo pasa, nos vamos y el amor no lo reflejo como ayer si en cada conversación, cada beso, cada abrazo de razón”, en la canción describe las sensaciones habituales que uno tiene al volverse viejo. Finalmente, algo natural para todo ser vivo en el planeta e inevitable cómo el tener que respirar y ver, escuchar u oler nuestros medios ambientes para identificarlos y registrarlos bien en la mente para volver a usarlo en algún momento en el tiempo que sigamos con vida y nos sea práctico recordarlos en una conversación si contamos con la posibilidad de recordar sin drama.
Una condición que se presenta para algunas personas que sufren alguna enfermedad o condición con la que deban cargar y no haga fácil el viaje de la vida en un espacio que no reúna las condiciones adecuadas para envejecer con dignidad y seguridad.
Me ha tocado leer una entrevista hecha a Henry Marsh de 73 años, un médico britanico de edad con cáncer de próstata que reflexiona acerca del ser viejo y dice que lo que le preocupa es “que solo la gente adinerada podrá vivir más y más, mientras los pobres no”, una realidad cierta e injusta, todos en el mundo merecemos vivir lo que podamos y nos de el “cuero” cómo dicen algunos.
Resaltó el médico inglés otra idea importante del galeno que es que deberíamos hacer es “invertir todo ese dinero en la niñez, porque el futuro les pertenece a los niños y a las niñas. Y una mala infancia tiene una influencia terrible en los niveles educativos, en la salud, en la esperanza de vida”. Ideas que nacen de una persona de edad dedicada a la medicina que hizo un libro titulado “al final”, un texto de memorias de una lucidez envidiable. Uno de los atractivos humanos que nunca “pasa de moda” y siempre sirve para el trabajo o la vida social, planteando temas de conversación o logrando responder bien a dudas que presente algún contertulio.
Lecciones para aprender
Marsh ingresó a la prestigiosa universidad de su ciudad para estudiar Política, Filosofía y Economía. Pero el interés no le duró mucho, y cambió la especialidad por los libros de medicina hasta graduarse y convertirse en uno de los neurocirujanos más reputados del Reino Unido.
Ahora y nunca es tarde para hablar de la vejez, un tiempo al que todos iremos orgánicamente y la única forma de prever incomodidades es mediante el establecimiento y práctica de sanas rutinas en nuestra vida cómo la lectura, socialización, jardinería, alimentación sana y algo de actividades físicas sin llegar a forzar demasiado nuestra “carrocería” que nos debe ayudar y cargar bien hasta morir. Acontecimiento que nunca sabremos cómo ni cuándo sería y solo nos toca a todos apelar al cuidado particular, siendo “nuestros propios médicos”, cómo dice mi padre porque nos conocemos mejor que cualquier científico y sabemos bien hasta donde y que comer o hacer para estar bien en nuestra vida.
No se sienta mal por envejecer, hágalo reconociendo con felicidad su edad y agradeciendo las condiciones o lo que sea por haber llegado a esa edad y que el tiempo pase bien para estar siempre satisfechos y alegres por nuestros logros de niño, joven, adulto y viejo.