El activo más valioso de la entidad es su personal médico, enfermería especializada y auxiliares que atienden todo un universo de más de un millón y medio de asegurados.
Desde la renovada presidencia del Instituto de Previsión Social anuncian algunos cambios operativos, en especial, la tercerización del servicio de cirugía, es decir, la remisión de procedimientos quirúrgicos a la medicina privada. Esto no es nuevo, ya que tal deriva se da con frecuencia en todas las ramas de la atención médica, incluida la medicina de imágenes que requiere complejo y altamente costoso equipamiento. Pero con todo respeto, quienes se han hecho cargo del IPS deberían poner cuidado extremo en el tratamiento del activo más valioso de la entidad: su personal médico, enfermería especializada y auxiliares que atienden todo el universo de la aparatología ligada a la rutina médica de alta, media y baja intensidad.
Enviar casos quirúrgicos al sector privado debería ser la excepción, un paso dictado por los cuellos de botella que ocasionalmente pueda padecer el ente, como por ejemplo crisis de disponibilidad de quirófanos, turnos de cirujanos o procedimientos de alta complejidad con serio riesgo para el paciente. Pero cuidado con convertir la excepción en regla porque todo el sistema caería de inmediato en la zona gris de la sospecha de negociados, sombra negra de la gestión pública con el IPS a la cabeza.
En el día a día, las áreas más demandadas son, por ejemplo, la de enfermedades cardiovasculares y la de atención perinatal. En 2021 se realizaron 680 cirugías de las cuales 295 fueron de alta complejidad, tanto adultos como niños. En ginecología, en igual periodo se realizaron 3.630 cesáreas, 2.882 partos normales, de ellos 84 embarazos gemelares.
Es evidente que IPS tiene músculo para atender la creciente demanda que está presionando sobre todos los servicios. A esa tendencia debe responder un serio plan de inversiones en infraestructura física y especialización de personal. La tendencia a tercerizar es un camino peligroso y poco aconsejable, salvo por la vía de la excepción.
Está comprobado que el sistema responde, en muchos casos con niveles de excelencia, si es que toda la red está dotada de equipamiento, provisióin de insumos y medicamentos, y hotelería hospitalaria capaz de responder a picos propiops de la demanda estacional como epidemias, enfermedades respiratorias y la alta incidencia de los trastornos gastroenterológicos de la primera infancia y la niñez temprana.
IPS es acreedor a una mirada más concentrada y seria. No se trata solamente de ordenar sus estados contables, que no es poco. También merece que todo el personal médico goce de un clima de seguridad remunerativa -y acorde con los estándares de especialización- así como de solidez infraestructural que le otorgue suficiencia en su capacidad de respuesta.
Son 1.485.000 vidas de asegurados (datos de 2021) que dependen de IPS, para la inmensa mayoría, el único amparo y reparo para cuidar su salud y su vejez.
