Al alimentarnos lo que hace que una comida tenga el atractivo que puede hacer continuar consumiendo es la sazón, sabor, ingredientes y si cumple con el ser una bien salada o azucarada.
Ya sabemos que el azúcar se encuentra en el grupo de “drogas blancas” peligrosas cómo la sal, harina y cocaína. Su consumo excesivo puede conducir a un diagnóstico de diabetes, sino que también puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, presión arterial alta, inflamación crónica y enfermedad hepática no alcohólica. Una dieta alta en azúcar puede hacer que usted gane peso, que para algunos por la estética o incomodidad que genera moverse con con elevado peso encima resulta incómodo. Por lo que debemos tener cuidado no con el endulzar con azúcar sino con la cantidad usada para hacer más dulce nuestro café, jugo o comida que pretendamos almibarar.
Existen varias alternativas a la tradicional azúcar cómo el edulcorante que no se escapa de llamados de atención y el tener la luz roja de emergencia, alarma o cuidado porque también se han encontrado en ellos importantes amenazas a nuestra salud. Al venderse cómo tal está el descenso de peso y contener aderezos naturales cómo el ka’a he’e o la stevia rebaudiana que muchos piensan es una técnica de mercadeo para lograr instalarse en la mente y canasta del comprador.
Temores y riesgos
Se sugiere que puede haber posibles efectos indeseables de su uso a largo plazo, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos . “La sustitución de azúcares libres por edulcorantes no ayuda a controlar el peso a largo plazo.
Por este motivo volvemos a la naturaleza que ofrece varias opciones orgánicas para hacer más dulce lo que tengamos en nuestra agenda alimenticia del día, que son:
- Miel, el gran clásico.
- Stevia natural.
- Sirope de agave.
- Sirope de arce. …
- Azúcar de coco con sabor a caramelo. …
- Melaza de arroz, miel de arroz o jarabe de arroz. …
- Panela, el endulzante de los mil nombres. …
- Azúcar de abedul o Xilitol.
No parecen terminar las llamadas de atención de alimentos, ingredientes o lo que forme parte de las gavetas de nuestra cocina para comer así cómo la aparición de nuevas ofertas “sanas” que podrían tener también su lado negro y el día de mañana luego de efectos negativos identificados o estudiados. Con los edulcorantes y el azúcar nos ocurren estas cosas que no sabemos cual es la mejor opción entre las peores que tengamos que elegir.