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Siete cosas que un político debe saber de la política

  1. La política nunca es lo que pensamos. No hay manera de aprender a hacer política más que haciéndola. Y casi siempre, la política que pensamos es muy distinta a la real. La política del día a día. Siempre imaginamos que la política solo es disfrute del poder. Relevancia y publicidad. Glamour y fama. La política también es una actividad ruda y descarnada. Una guerra sin piedad y un mar de confusiones y decepciones. Un espejismo donde todo es relativo: la realidad, los enemigos y los amigos. Los amigos que son, a veces, los mejores enemigos.

 

  1. La política nunca ha tenido prestigio. Nunca hubo en la historia de la humanidad, una época dorada de la política. La gente ha tenido por siglos mala opinión de esta actividad. Es difícil explicar por qué la existencia de la política ha contribuido al desarrollo de las civilizaciones. La política es un método de organización social. Pero eso a la gente no le interesa. La política es la culpable preferida de la sociedad. Ha escogido a la política como su villana favorita. Y no le falta razón.

 

  1. No existen los paraísos políticos. No permita que a usted le pongan como ejemplo a otro país en materia de política. La política tiene los mismos padecimientos en todos lados: corrupción, ineficiencia y desconfianza. Decepción. En todos los países la gente piensa lo mismo de sus políticos y sus partidos. Si usted consulta los medios y las redes, encontrará las mismas expresiones negativas en países de todos los continentes.

 

 

  1. No hay políticos inmaculados. La política no es para ángeles ni santos. La condición humana está llena de contradicciones e injusticias. El político no puede ser un ser inmaculado. Esto no quiere decir que deba ser una persona terrible. No. Pero el político tiene que saber navegar en el río violento de las pasiones humanas. Por eso no puede ser un alma pura y buena. Por cierto, un bolero de Álvaro Carrillo, nos recuerda: «Si vieras qué terribles resultan las gentes demasiado buenas; como no comprenden, parece que perdonan, pero en el fondo siempre nos condenan».

 

  1. La gente siempre está inconforme. Las personas somos seres en permanente insatisfacción. Cuando alcanzamos un objetivo, inmediatamente volamos hacia otro. Nunca nos estacionamos en la felicidad. Ni en la satisfacción. Usted como político nunca dará gusto permanente a la gente. Confórmese con el aplauso que siempre es momentáneo. Efímero. La inconformidad es uno de los motores de la política.

 

  1. Cada político habla como le va en la feria. Siempre escuchará a los políticos retirados hablar con dolor de la política. La política da momentos de gloria, fama y poder. Pero inevitablemente siempre cobra facturas de resentimiento. De olvido y traición. La política no da gloria a todos. Siempre son pocos. Dependiendo de ello, es como un político se referirá de la política. Como dice el dicho popular, hablará como le haya ido en la feria.

 

  1. La política es lo que es. No le pida a la política lo que no es: un milagro. La política ayudará a que podamos vivir con reglas, rutinas de vida y en convivencia lo menos violenta posible. La política por sí sola, no genera ciudadanos ejemplares. Tampoco políticos virtuosos.

 

 

Culiacán, Sinaloa, miércoles 12 de julio de 2023.  Twitter @guadalupe2003

Guadalupe Robles
Guadalupe Robles
Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Debate. Politólogo por la UAM. Doctor en Derecho de la Información. Profesor-Investigador. Lector disperso.

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