Los vínculos que está consolidando Argentina con China no son para nada menores. Suponemos que la Cancillería paraguaya sigue de cerca la enorme cantidad de iniciativas, proyectos y convenios que nuestro vecino está tejiendo con el monstruo asiático y que abarcan prácticamente todo el territorio argentino.
Están en marcha, en diversos grados de avance, dos proyectos hidroeléctricos, tres acueductos interprovinciales, dos multi-redes sanitarias, cinco nuevas supercarreteras y una creciente presión sobre el Gobierno de los Fernandez&Fernández para quedarse por 50 años con la concesión del dragado de la Hidrovía, actualmente en concesión con la empresa belga Jan deNul.
Pero no todo acaba ahí. China dispone en la provincia de Neuquén -Patagonia argentina- de la denominada Estación de Espacio Lejano, asentada en un área de 200 hectáreas concedida hasta
2060 por Cristina Kirchner durante su primera presidencia. El complejo es administrado
directamente por el ministerio de Defensa de Beijing. Nadie sabe, en rigor de verdad, qué se hace en dicha base aparte de observar el firmamento con una antena de 35 metros de diámetro. Los argentinos pueden usar el 10% del tiempo útil del observatorio. El 90% restante es de uso exclusivo y reservado de los asiáticos.
Pero China quiere avanzar más. Ha ofrecido a la Casa Rosada 12 aviones JF-17, cazabombarderos que se mueven a mach 1.6 (1.960 kilómetros por hora) y que de incorporarse a la Fuerza Aérea Argentina marcarían un desequilibrio estratégico regional dado lo avanzado de ese sistema de armas.
Y aún mucho más. Ya está en construcción en la provincia de Santa Cruz -sur patagónico- un puerto multipropósito desde el cual proyecta operar el gigante Shaanxi Chemical Industry Group, tercera empresa carbonífera de China, con un plan para producir 600.000 toneladas de amoníaco sintético y 900.000 de urea -fertilizantes de enorme demanda- además de 100.000 toneladas de glisofato.
De todo este paquete de iniciativas sino-argentinas, la que más debe preocuparnos a los
paraguayos es la posibilidad de que la Hidrovía sea adjudicada por los Fernández&Fernández al conglomerado Shanghai Dredging -especialista en dragados- que ya opera en Honduras, Colombia, Surinam y Brasil. De más está decir lo que eso significaría, para el Paraguay y sus relaciones diplomáticas “intocables” con Taiwán, si el tránsito por la Hidrovía fuera controlado por Beijing. Ni pensarlo.
RESUMEN
¿Qué pasaría si el tráfico por la Hidrovía fuera controlado por una empresa china? Dadas nuestras relaciones diplomáticas “indisolubles” con Taiwán, el futuro del comercio exterior paraguayo sería más que incierto.
