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Coca y nazismo

La cocaína genera serios problemas en la mente del consumidor cómo la elevación del estado de ánimo, sensación de mayor energía y lucidez, disminución del apetito, insomnio, mayor rendimiento en la realización de tareas, disminución de la sensación de fatiga, hiperactividad motora, verbal e ideativa. Lo visto en filmes cómo “El lobo de Wall Street» de Martin Scorsese del 2013 con la participación de Leonardo Dicaprio cómo protagonista describe su fuerza entre los jugadores de las finanzas.

Aparentemente  no tienen nada que ver con el nazismo o ese sórdido movimiento de  ideología de extrema derecha del régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con el  poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler. Desafortunadamente  sin embargo continúa en el mundo hasta hoy día por ser protagonista en Perú del hallazgo de 58 kg de cocaína con imágenes de bandera nazi. Las drogas encontradas en un envío que se decía que estaba destinado a Bélgica también tenían impreso el nombre de Hitler. Una llamativa forma de recordar o utilizar el nombre de un destructor descabellado del ayer que hoy levanta su esvástica y nombre no sabemos si con orgullo pero estar ligado a un mortal estupefaciente.

Singular investigación

El hallazgo ocurrió en el puerto de Paita, en la costa del Pacífico norte de Perú, cerca de su frontera con Ecuador. Lo que indica que a medida que pasa el tiempo van bajando y pasando más al sur de América el tráfico de esta peligrosa droga. Que a su vez va haciéndose espacio en importantes esferas humanas que deben funcionar sin etiquetas o tráfico de drogas cómo ya es la ya conocida “narcopolítica”  que es la actividad del gobierno y asuntos públicos influenciada por vínculos de políticos con el narcotráfico (comercio ilegal de sustancias psicoactivas).

Actividad que quizá hubiese o no sido castigada en el pasado por lo que representa el uso de un símbolo político vinculado con la droga. Las autoridades peruanas informaron previamente haber encontrado cocaína en paquetes en forma de ladrillo con varios y extraños símbolos, pero nunca uno con la bandera de la Alemania nazi.

La representación y uso de un símbolo grosero con también un sórdido producto que al volverse adictivo puede terminar con la vida del consumidor. A su vez puede ser el deseo del extinto Hitler que desde donde esté lee esto y celebra la reutilización del emblema que causó miedo y tensión en quienes lo veían o escuchaban a las tropas que entonaban gritos racistas y asesinos contra inocentes vidas que se han perdido por ideas calificadas cómo alucinadas o producto del uso de alucinógenos cómo la cocaína.  Extraña y mortal combinación: nazismo y drogas.

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