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¿Y si nos animamos?

Partiendo de que nos resistimos rabiosamente al cambio y a darnos chance a explorar caminos mejores por el confort del status que, pensar en la redacción de una nueva constitución es debatir que será un proceso complejo y que requiere mucho tiempo. Sin embargo, si se hace bien, puede ser una herramienta poderosa para promover la democracia y el progreso social que en nuestro país podría ser el camino a mayor justicia social y un estado al servicio de todos y no solo de grupos organizados y profesionales para vivir de la cosa publica.

¿Qué valores fundamentales desearíamos promover? ¿Qué derechos fundamentales protegeríamos? ¿Cómo deseamos estructurar el gobierno? Nada de esto tiene que ser tratado entre cuatro paredes, ni con un esquema de representantes designados, sino en una gran consulta popular para validar un documento de todos y cada uno. Es importante consultar sobre los objetivos de la nueva constitución mediante encuestas, consultas públicas o reuniones de ciudadanos.

Una vez que haya definido los objetivos y consultado a la población, se puede comenzar a redactar un borrador. El borrador debe ser claro, conciso y fácil de entender para una población con un alto nivel de personas que no están dentro del sistema educativo, pero deben ser considerados.

La constitución debe ser justa y equitativa. Todos deben tener los mismos derechos y oportunidades. La constitución debe ser democrática. El poder debe residir en el pueblo. La constitución debe ser siempre respetuosa de los derechos humanos cuidado por sobre todo los fundamentales, como la libertad de expresión, la libertad de asociación y la libertad de religión. La constitución debe ser adaptable. Debe ser capaz de adaptarse a los cambios sociales y económicos.

La redacción de una nueva constitución es un desafío, pero es un desafío que vale la pena. Una nueva constitución puede ayudar a crear un país más justo, democrático y próspero. Nos animamos?

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