Ladrones y saqueadores del programa de alimentación escolar lo acechan a diario desde que fue instaurado por ley en 2014.
“…alimentación variada, balanceada, de calidad óptima y adecuada a los requerimientos nutricionales de cada grupo etáreo, proporcionado en el marco del régimen escolar…”
Este es uno de los principios que fundamentan la ley 5.210 de alimentación escolar y control sanitario puesta en vigencia en 2014. A lo largo de su texto se leen conceptos tales como “estrategias de monitoreo y evaluación de procesos” o también “manejo de los recursos entre los tres niveles de gobierno con miras a instalar la transparencia” etc. No parece que estos prerrequisitos importe mucho a los burócratas del Ministerio de Educación y Ciencias, gobernaciones o municipalidades encargados de implementar un programa pensado y ejecutado para brindar un almuerzo o una merienda a niños muchos de los cuales apenas comen en sus casas una vez al día… y a veces ni eso. Pero esto no intimida a la legión de chacales que merodean alrededor de las licitaciones para dar allí sus dentelladas al presupuesto que nunca alcanza y que muchas veces es saboteado por los mismos encargados de llevarlo a término.
Desde que el programa de alimentación escolar está en vigencia, las denuncias de saqueo no dejan de aparecer a diario, unas veces en acciones formales ante la justicia y los mecanismos de control administrativo y otras -ante la inacción de las autoridades- las denuncias van a los diarios y los noticieros de la televisión. Es cuestión de dragar un poquito en los archivos para encontrar ejemplos a decenas.
Groseros sobreprecios en productos para la merienda escolar en la municipalidad de Lambaré (2015); Gobernación de Caaguazú denunciada por sobrefacturar miel de abeja destinada a la merienda escolar (2016); Intendente de Quiindy imputado por compras fraudulentas para la alimentación escolar (2020); abren proceso en Gobernación de Alto Paraná por los “cereales de oro” pagados hasta un 50% más del precio normal y destinados al almuerzo en las escuelas (2022); Denuncian compra sobrefacturada de leche y galletitas destinadas al desayuno en las escuelas en la Gobernación de Itapúa (2020)… Podríamos seguir acumulando ejemplos, pero los citados bastan para calibrar la magnitud del robo masivo perpetrado por los chacales que entierran cada día sus colmillos en uno de los ítems más nobles del presupuesto general de la Nación. Y lo hacen con total impunidad, sabedores de que la justicia jamás los perseguirá.
Pocas cosas hay más miserables y repulsivas que robarle la comida a un niño. Porque cada guaraní que va al bolsillo de estos depredadores de dos patas es un sorbo de leche y un pedazo de pan menos para niños que los necesitan.