La Organización Mundial de la Salud ha provocado una sacudida global al dictaminar que el uso de los edulcorantes artificiales no aporta beneficio alguno en adultos o niños si de control de peso se trata. Por añadidura, advierte sobre un aumento significativo en el riesgo de contraer o agravar la diabetes tipo II así como enfrentar problemas cardiovasculares y muerte prematura si no se cambian los hábitos de vida y alimentación. Así, la organización desaconseja el uso de sacarina, sucralosa, aspartame, ciclamato sódico, stevia y derivados.
En pocas palabras. Si Ud. es consumidor habitual de alguno de estos productos y lo está haciendo desde hace años, el peligro de que Ud. entre en una crisis de salud es casi inminente… si seguimos la lógica de esta nueva advertencia de la organización que cuida nuestra salud. ¿Es tan así?
Desde el arranque de la pandemia, la comunicación de muchas organizaciones internacionales ha padecido fugas y vacíos que dieron lugar a interpretaciones equivocadas respecto a medidas clave, entre ellas, la vacunación contra el COVID 19, en especial a partir de la aparición de la variedad Omicron de gran virulencia.
La OMS desaconseja vacunar a niños menores de 12 años se informaba con gran despliegue a comienzos de 2021. Esto derivó en una gran confusión entre los sistemas de salud locales y dio lugar a polémicas interminables sobre si esta posición tenía consistencia basada en evidencia científica. En marzo pasado, el grupo de expertos en asesoramiento estratégico (SAGE) sobre inmunización de la OMS revisó la hoja de ruta para priorizar el uso de las vacunas contra la COVID-19. El resultado de tal revisión fue aconsejar a los países tener en cuenta su contexto particular cuando decidan si siguen vacunando a los grupos de riesgo bajo, como los niños y adolescentes sanos, sin que ello suponga comprometer la administración de las vacunas rutinarias, que tan importantes son para la salud y el bienestar de este grupo de edad. Eso significa que nada en salud pública está escrito en piedra y las reevaluaciones son algo constante.
En lo relativo al uso de edulcorantes artificiales, el director de nutrición e inocuidad de los alimentos de la OMS, Francesco Branca, dictamina: Los edulcorantes no azucarados no son factores dietéticos esenciales y no tienen valor nutricional. Las personas deberían reducir totalmente el sabor dulce de la dieta, desde una edad temprana, para mejorar su salud.
Lejos de cerrarla, la OMS realimenta la polémica. Sin azúcar natural ni edulcorantes artificiales, ¿cómo logramos reeducar el paladar hecho a sabores dulces?