Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
La pandemia ha traído un reconocimiento de las características de este Estado, macrocefálico, con una cabeza muy grande y un cuerpo demasiado pequeño. Esta tarea de rediseñar el Estado nos parece un excelente propósito para estos tiempos en que la borra nos ha mostrado el grado de suciedad, marginalidad, y de escaso rigor que ha regido la tarea del Estado administrador en la República del Paraguay, ahora incluso aquellos que habían sostenido ese viejo Estado como el presidente del Congreso Blas Llano, en un rapto de epifanía dice que hay que recortar todo, y eso lo va a plantear en la sesión legislativa de esta semana.
Nos parece un buen comienzo para transformar lo que es una pesada carga, un lastre para la economía y nuestra vida en sociedad. El Estado paraguayo resumía todo lo peor de nuestra sociedad en su conjunto y hay que acabar desde los presentismos, el pago por título, bonificaciones familiares, seguros médicos, todo eso que significaba un tremendo gasto para las escuálidas arcas de un Estado malgastador enorme de recursos con una población pobre, debe acabar y terminarse, es el momento de hacer una segunda revolución en el Paraguay y que esta sea realmente la que dé comienzo a una nueva República, aquella que realmente haga el diseño de su Estado proporcional a las demandas y características de un Estado que tiene que ser austero, riguroso y manejado como dice la Constitución, por las personas más idóneas.
