Sin lugar a dudas hoy día no todo tiene que ver con el covid, uso de dispositivos para estudiar, trabajar, comprar y ponerse en contacto, otro tema que se trata y también preocupa es la incidencia que puede tener la IA o la Inteligencia Artificial o la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano. Un nivel que para muchos es hasta imposible por la extraordinaria capacidad que posee la mente humana y por la serie de daños que pueden causar si son ilimitadas, aunque ya ha habido accidentes fatales con coches autónomos manejados con inteligencia artificial.
Ahora ya se habla de la incidencia que podrían tener las máquinas hechas por seres humanos para que peleen entre ellas por ambiciones o caprichos humanos y que son utilizadas cada vez mas en los conflictos bélicos como el caso de Ucrania.
Más de 100 expertos en Inteligencia Artificial (IA) escribieron a la ONU pidiendo que se prohíban las armas autónomas letales, aquellas que usan la IA para actuar independientemente. Si bien no existen los “robots asesinos”, la tecnología ha avanzado a un punto en que los hace posibles.
Los expertos dicen que se trataría de la “tercera revolución”, después de la pólvora y las bombas atómicas. Lo que se espera sea un robot que atienda o cuide la salud, bienestar y seguridad de una familia, niños, personas de edad, ahora también se habla de la posibilidad de convertir esa variante en máquinas que destruyan vidas humanas.
Los caminos de la destrucción
La “primera revolución” fue inventada por los chinos; la pólvora, quienes comenzaron a usar la sustancia negra entre los siglos X y XII para propulsar proyectiles en armas sencillas.
La pólvora también introdujo las piezas de artillería a los campos de batalla. Los ejércitos comenzaron a usar cañones básicos en el siglo XVI para disparar pesadas bolas de metal contra soldados rivales y para romper muros defensivos de ciudades y fortalezas.
Las armas de campaña más destructivas surgieron en el siglo XIX y causaron estragos en la primera guerra mundial.
Las armas que disparan múltiples rondas en una rápida sucesión fueron inventadas a finales del siglo XIX. Las ametralladoras, como se les conoció, permitieron a los soldados derribar enemigos desde una posición protegida. La espeluznante efectividad del arma se hizo evidente en la Primera Guerra Mundial, ya que ambos bandos las usaron para acabar con los soldados que avanzaban por tierra de nadie.
Como pobladores del mundo debemos tener mucho cuidado con la información que cedemos en las redes sociales porque también forma parte de la construcción de máquinas movidas por inteligencia artificial que nos deben ayudar a concluir o desarrollar un proyecto humano que no sea el relacionado a la destrucción o eliminación de otras vidas humanas que son responsables de la creación, mantenimiento y uso de estas herramientas que nos deben servir para algo pasivo que no tenga nada que ver con lo que ocurre ahora entre Ucrania y Rusia. Afganistán, Yemen, Siria y la República Democrática del Congo.
Cambiar la lógica
Lugares en los que tendría mucho más sentido el uso de enfermeros robóticos o asistentes que trabajen y luchen por la vida y la salud. Los riesgos fundamentales del uso de inteligencia artificial en guerras son tres: accidentes, malos usos y carreras de armas. Los sistemas de inteligencia artificial en ocasiones funcionan mal.
Los principales desafíos de la IA supone;
- Poder de cómputo.
- Déficit de confianza.
- Conocimiento limitado.
- Privacidad y seguridad de los datos.
- El problema del sesgo.
- Escasez de datos.
Y requiere sobre todo tener seres humanos responsables y entendidos del fin y propósito de las máquinas hechas para destruir. Máquinas que fueron pensadas, diseñadas y construidas por seres humanos que nos vemos perjudicados por lo mismo que salió de nuestra mente las mismas deben funcionar para construir, proteger y defender vidas humanas sin distinciones, discriminaciones o diferencias que arruinan grupos humanos que siempre sirven aunque sean diferentes en su forma de pensar o lucir.
No está bien pelear o arruinar por caprichos particulares de líderes de quienes esperamos cosas grandes y buenas para los que habitamos el mundo que debe estar habitado por una población tolerante, inteligente y bondadosa entre todos en un planeta que tuvo, tiene y tendrá diferencias constantemente, discrepancias que no debemos rechazar, humillar sino integrarlas en pensar juntos soluciones para todos evitando de esta forma estupidos combates usando máquinas que nos deben servir para mejores cosas que hechar edificios o terminar con vidas humanas que no se trata de una inteligencia artificial IA sino estupidez artificial EA. Una que no razona, medita ni evalúa las consecuencias de su trabajo o maniobra sino solo sigue los comandos hechos por un ser humano con inteligencia real o IR.