En Brasil continúan sin admitir la derrota electoral los seguidores de Bolsonaro pero en la justicia, economía y política existen normas que deben ser respetadas para poder mantener un orden y armonía en la vida humana o si no se presentan sanciones o llamadas de atención cómo es lo que se dijo recientemente en Brasil donde los bolsonaristas intentaron anular la segunda vuelta que dio el triunfo a Lula.
El Supremo les respondió que con las mismas urnas también deberían ser anulados los resultados de la primera vuelta. Eso ya no les gustó a los electos bolsonaristas en el congreso y finalmente la petición fue desestimada. Lula asumirá el primero de enero cómo primer mandatario de uno de los países más importantes en la región y en el mundo por ser uno de los territorios más poblados de donde se exportan e importan productos que ayudan a economías globales.
La decisión del Supremo ha sido también una llamada de atención de la justicia a su política interna sacudida aún por manifestaciones de descontento por el ajustado resultado final de los comicios. El jefe del tribunal electoral de Brasil Guimaraes rechazó la afirmación de la coalición del presidente saliente de que las máquinas de votación no funcionaron correctamente y multó millonariamente a aliados de Bolsonaro tras un desafío electoral de «mala fe”.
Decisión aleccionadora
El jefe del tribunal electoral de Brasil rechazó un intento del partido del presidente saliente, Jair Bolsonaro, de anular los resultados de la segunda vuelta de las elecciones de octubre, que perdió demostrando que había una mala fé en la peticiòn misma. En Brasil uno de los miembros de la Corte es electo por un tiempo administrador de los comicios en un esquema diferente al nuestro.
Este hecho marca un precedente y ya es suficiente para entender el para qué y porqué están establecidas las normas de juego. Ha concluído una de las elecciones más reñidas del planeta y ya es real el resultado que dice que ganó un expresidente y perdió otro ex presidente.
Alexandre de Moraes, juez de la corte suprema, también multó a los partidos de la coalición de Bolsonaro con 22,9 millones de reales (4,3 millones de dólares). Veremos si se aprende.-