EFE
La nueva política de Estados Unidos para expulsar de inmediato a venezolanos que lleguen por tierra, con el consentimiento del Gobierno mexicano, inquieta a migrantes y activistas en la frontera norte de México, donde los albergues ya están saturados.
Venezolanos y directores de albergues en Ciudad Juárez y Matamoros expresaron a EFE su incertidumbre por lo que ocurrirá después de que el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense (DHS, en inglés) anunció el miércoles la deportación de los venezolanos que lleguen a la frontera bajo el Título 42.
«Lo primero que se tiene que meditar es si conocen la realidad de la frontera, los albergues no están solos, esos acuerdos están entre Estados Unidos y México cuando hay una crisis migratoria», declaró a EFE el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante de Juárez, fronteriza con El Paso, Texas.
El sacerdote expresó que está la duda de quién apoyará con los gastos a los indocumentados que devuelvan a Juárez, donde espera que los tres niveles de Gobierno ayuden con esta problemática.
«Parece que no les interesan los migrantes. La pregunta es qué pasará con todos los venezolanos. Fue un acuerdo entre los Gobiernos, ojalá y haya una acción de ellos», remarcó.
UN FLUJO CRECIENTE
La medida se toma después de que los migrantes de Cuba, Nicaragua y Venezuela representaron más de 55.000 de los indocumentados encontrados en la frontera de Estados Unidos con México en agosto, un aumento anual de 175 %.
Ante la crisis de Venezuela, Washington otorgará 24.000 permisos a ciudadanos de ese país que lleguen por vía área y tengan un patrocinador en Estados Unidos, un programa similar al que ofreció para Ucrania.
Pero eso excluye a los venezolanos en México, como Henry Esurrico, quien no logró cumplir su «sueño americano» por esta nueva medida.