Los casos de menores maltratados han subido notablemente en el país y el hogar ya no es el lugar más seguro para muchos de ellos.
La protección de los menores está garantizada en la Constitución Paraguay y en el código penal la sanción será de tres a doce años cuando el autor haya tenido relaciones sexuales con el menor. En caso de que la víctima sea menor de diez años, la pena podrá aumentar hasta quince años.
Todo eso es la indican las normas pero sin embargo la realidad es más cruda y lamentable En las páginas de este diario hay un artículo titulado “Denuncias de maltrato infantil han incrementado en los últimos años en el país” que además de no vender una buena imagen de la sociedad en el país es un horrible rostro para fuera del país por las penas severas que existen en relación al maltrato infantil.
Según conclusiones que evalúan estos casos la causa de maltratos infantiles puede ser por problemas físicos, mentales o de desarrollo de algún miembro de la familia; la ruptura de la familia o la violencia entre otros miembros de la familia; el aislamiento en la comunidad o la falta de una red de apoyos; la pérdida del apoyo de la familia extensa para criar al niño.
Cualquiera sea el problema de origen no debe ser argumento para que como decimos en paraguayo “se remate” contra los menores. No se debe apelar nunca al maltrato infantil física ni psicológicamente nunca para evitar dañar su presente y que eso repercuta en su futuro que a su vez el porvenir de todo su entorno, el que haya maltratado y el que haya sido cómplice de este delito.
Cambiar los modos
Cómo la misma corrupción no depende sólo de aquellas personas encargadas de castigar al corrupto sino sobre todo de la cantidad de denuncias que se presenten al respecto, de investigaciones y de condenas que se tenga. Apelando a la filosofía de protección y fortalecimiento de equipo este solo tiene chances de ganar o de emerger si todos jugamos coordinadamente en armonía y respetando nuestra integridad física y mental cómo son los deportes colectivos, que están distribuidos en defensa, mediocampo y ofensa. Necesitamos actuar de forma colectiva para disminuir estos dolorosos casos que golpean a toda la sociedad.
Muchas veces por querer exigir, controlar o corregir apelamos a la violencia física o verbal para llegar al orden hoy sin tener en cuenta el mal que podría verse en nuestro mañana. El agredido que puede terminar siendo adicto a una droga o volverse violento imitando los mismos patrones que padeció alguna vez en su ayer y que gradualmente fue construyendo un resentimiento que explota alguna vez, en algún lugar y de alguna forma.
La infancia debe ser cuidada y valorada hoy para evitar serios problemas mañana. Seamos serios y buenos padres o responsables en la atención o formación de mentes que el día de mañana podrían enseñar o dirigir organizaciones o empresas públicas o privadas donde no esperamos ver o tener maltrato a nadie nunca.