Graves denuncias en la actividad del Defensor del Pueblo se han recibido en los últimos días, cuestiones que iban desde maltrato, abuso de personal administrativo, cobro de recursos por cuestiones que no debieran haber sido cobradas, hacen de que el defensor Godoy este hoy contra las cuerdas y no quede al congreso más que la tarea de apartarlo del cargo para que no siga dañando una institución que nació con buenos propósitos en la constituyente de 1992, pero que tardó más de 20 años para que tuviera andadura propia. Desde aquella oportunidad, sin embargo, no aportó mucho a la sociedad paraguaya esta figura que es proveniente de las estructuras administrativas escandinavas, donde también algunos tienen críticas a su verdadero funcionamiento.
En el Paraguay tendría que haber sido la oficina, en donde el pueblo tuviera la posibilidad de ser escuchado y que sus reportes sea tenido por el congreso cada año, nada de eso aconteció, lo que hemos creado es una estructura administrativa bastante cara y ahora asociada a la corrupción, aunque el primer hecho de corrupción haya sido echar a perder la propia institución por malos administradores a lo largo de todo este tiempo. Si todavía se pretende seguir con esa institución, hay que reformular por completo y buscar gente que sea como mínimo cuerda para administrar tan delicada tarea de defensa de los intereses del pueblo.