El ámbito internacional tiene seis meses de observar cómo los rusos siguen golpeando fuertemente a la nación ucraniana, está resiste en medio de una grave dificultades en términos económicos y sociales, una tercera parte de su población ha tenido que marcharse y más de 9.000 muertos es la cifra que hasta ahora se cuenta, además de varias ciudades completamente destruidas.
La situación todavia se complica, porque rusia, que se creía cada vez más integrada al mundo, vuelve de nuevo hacia su matriz nacionalista, repeliendo toda visión que venga desde afuera, los ruso también van a tener que pagar consecuencia gravosas de esta circunstancia y especialmente en términos económicos. Los europeos vuelven a reabrir sus plantas de carbón para de allí nutrirse de energía que sustituya al gas ruso, lo que va a significar también un retroceso en términos de lucha medioambiental que tenía la planta de carbón a una de sus referencias más altas.
Lo que necesita el mundo es encontrar una fórmula que entre los temores, las angustias, las provocaciones, los insultos y las guerras, vuelva a encontrar un equilibrio. Se ha dado cuenta la gente que el comercio no parece ser fiel a la balanza, hay qué buscar nuevos elementos que permitan que el mundo se vuelva más pacífico, que no tengamos que pagar entre todos las consecuencias de los desatinos.