Siete millones de paraguayos habitados en esta patria antes del censo que está previsto para este año, quizás seamos más, pero muchos de ellos son sobrevivientes cotidianos ante una realidad bastante hostil, son los que han podido superar la terrible barrera de mala calidad educativa, lo que han podido superar alguna enfermedad de los hospitales públicos, los que sobreviven buscando trabajo o aquellos que no tienen las oportunidades que la democracia les debería dar.
Estos son los excombatientes permanentes y reiterados de la democracia, para quienes no existe ninguna gratificación como la que se concedió a 16 mil ex empleados en la construcción de la represa de Itaipú. Allí están desde Hugo Velázquez, quien trabajó como empleado en una empresa civil constructora, de muchas de las obras en Itaipú y otros más que dicen, esta es una gran oportunidad para nosotros, para cobrar casi US$ 1000 millones, el presupuesto general de gastos de educación de la República del Paraguay.
En esta merienda de negros hay de todo, pillos, avivados, y por supuesto legisladores que también creen que esos 16 mil votos podrían multiplicarse por cuatro y les caeria muy bie en la bolsa electoral prevista para este año, pero lo que habría que preguntarse, es esto justo, es esto correcto, es esto lo que en verdad el país necesita entender y comprender, o con esto nos damos via libre a todos los paraguayos a reclamar cualquier tipo de gratificaciones, de subsidio, por las múltiples veces que hemos tenido que enfrentar en esta nación de forma solitaria a la realidad que nos ha tocado en suerte o en mala suerte tener que lidiar. Hay que volver a la sensatez y hay que convencer de que esta cosa no está bien, hay que corregirlas de lo contrario vamos todos al garete.