El escenario político paraguayo como nunca ha marcado la línea fronteriza entre los buenos y los malos, entre los que entendieron que el Paraguay pide a gritos una renovación de su clase política, como así también los que continúan predicando con los mismos vicios, representado a un modelo ya perimido de hacer política, que claramente tiene la desaprobación de una gran mayoría.
Es por ello, que en estas elecciones del 2023 la clase política será puesta a prueba, donde confiamos en que la ciudadanía sabrá distinguir y elegir de entre los que hicieron bien la tarea votándolos, de los que fueron reprobados; para estos parásitos de la política pedimos de igual manera que también sean botados, ya que representan la impunidad y la corrupción, males que carcomen a nuestro país hace décadas.
Definitivamente el microclima político es alentador, con vientos de cambio para nuestra Republica, donde los últimos hechos políticos marcados por la Embajada Americana posicionan más que nunca a la oposición como opción válida para ser gobierno en los próximos comicios generales, dependiendo exclusivamente de un electorado que entienda literalmente la diferencia entre votar y botar.