jueves, noviembre 27

3×3 (21/11/25)

POR: BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO

LA IMPUNIDAD SIGUE PAGANDO

Los casos de corrupción no hay día que pasen desapercibidos en nuestro país, con una valiente denuncia de los medios de prensa que no están generalmente acompañados por los poderes del Estado. El grave problema institucional que tenemos, en donde quien comete un crimen tiene muy pocas posibilidades de que lo atrapen y lo condenen, ha hecho que la sensación que se tiene en el Paraguay sea de una permanente y constante corrupción que no es perseguida por las instituciones del Estado.

El Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados apartó a una jueza metida en la mafia de los pagarés y hay otra que también ha sido suspendida, pero demasiado poco con respecto a todo lo que habría que limpiar al interior de esa estructura, que es básicamente la responsable de que la impunidad sea la constante en nuestro país.

Nadie discute que las características dañinas y malignas en el comportamiento humano van a continuar, pero lo que tiene que hacerse es que la impunidad no sea la característica central de la comisión de estos delitos. Cuando alguien conoce y ve un hecho de corrupción altamente comprobado que no tiene sanción, termina consolidando la idea de los malos, que estar en esa senda no tiene ningún costo en el país.

Hay que trabajar duro para que nuestra institucionalidad alguna vez dé garantías, primero a los propios y después a los extraños, de que vale la pena invertir en el Paraguay.


EL PUEBLO VENEZOLANO YA HABLÓ

La situación venezolana es cada vez más tensa, acorralado desde el punto de vista militar, con un portaaviones, el más grande del mundo, en sus costas y una amenaza permanente contra Maduro para que deje el poder.

Dicen que llevó al mandatario venezolano a pedirle a Trump que le deje en el gobierno por dos años y que luego entregaría el mismo. Esto realmente no es lo que ha sido la voluntad de ese pueblo que eligió masivamente a un candidato opositor para que sustituya a Maduro. El problema de Venezuela es que su gobernante no escucha a su pueblo, que las manifestaciones primero y después la abrumadora cantidad de votos obtenida por la oposición ya le han enviado un mensaje claro y contundente: ya no te queremos en el poder.

Jugar a la cuestión de víctima o tensar las relaciones entre países puede llevar a una confrontación lamentable no solo para los venezolanos sino también para toda América Latina, porque volvería a traer los fantasmas de las intervenciones militares como única opción para la salida a situaciones de crisis que no
están siendo resueltas por la vía democrática. Si se convoca a elecciones y habla el pueblo en una dirección, esa es la voz que debe ser cumplida y seguida.

Lo contrario se equipara a un suicidio político.


MENOS CLASES, MÁS VACACIONES

La cuestión educativa en el Paraguay sigue siendo completamente secundaria. Ayer, un presidente populista les dijo a unos estudiantes si querían que las vacaciones de invierno coincidieran con el mundial y le conminó al ministro de Educación a que así fuera.

Nos demuestra que realmente seguimos jugando con la educación. El mundial tendrá una duración de 45 días. Las vacaciones de invierno son de 15.

Eso significa que vamos a tener en el 2026 un mes y medio de vacaciones para que nuestros niños y jóvenes puedan seguir lo que acontece en ese torneo continental mundial que tendrá lugar en nuestro continente, en Canadá, en Estados Unidos y en México. Pero esa no es la cuestión relevante ni trascendente. Aquí la cuestión es que no le importa a nadie, desde el presidente pasando por el ministro de Educación, que nuestros jóvenes tengan la educación que el mundo requiere.

El 66% de la riqueza del mundo pasa por el conocimiento y nosotros entretenidos en ver partidos de fútbol y en no cumplir lo que manda la ley de educación, que dice que 200 días de clases hay que tener por año. Este vamos a terminar con aproximadamente 136. Sin embargo, el Hambre Cero es el gran negociado, cuando lo que hay que alimentar es el cerebro.

Es allí donde carecemos de juicio, de capacidad crítica y de acción creativa. Mientras despreciamos la educación, vamos a seguir colocando en remate a la República.