i es que ustedes cuentan con más de cierta edad, sabrán a lo que me refiero, en esa
intersección entre lo que somos y lo que deseamos ser, se encuentra una tensión que
puede sacarnos el sueño: vivir o soñar, ser realistas o ser idealistas. Por momentos
pareciera que ambas versiones de uno mismo pueden coexistir sin problemas. Sin
embargo, en el día a día nos damos cuenta de que muchas veces hasta soñar es un
lujo y el mundo encuentra cómo acomodarnos, nos guste o no.
Sin duda alguna, las ideas son una de las facultades más sorprendentes de la
humanidad. Nos permiten reinventarnos y vislumbrar un futuro mejor. Soñar nos da
esperanza de escapar de la opresión del presente e idear el camino hacia una vida
que creamos feliz. Sin creatividad, como civilización jamás hubiéramos salido de las
cavernas, no hubiéramos descubierto el fuego ni salir al espacio. Los sueños no solo
nos dan sentido, sino también brindan una posible dirección.
Aun así, muchos caen en el error de sacrificar la vida por los sueños, posponiendo la
felicidad hasta alcanzar un puesto ideal. Otros, desilusionados por la imposibilidad de
avanzar, renuncian a soñar y encuentran resignación en una existencia sin luz ni color.
Estas dos formas de actuar, en los casos más extremos, lo único que hacen es
incrementar la miseria en esta vida terrenal. Si la vida y los sueños son igual de duros,
¿qué sentido tiene nuestra existencia?
Puede resultar difícil de entender que la luz al final del túnel está en saber encontrar el
equilibrio. Soñar no tiene necesariamente que alejarnos de la realidad, sino motivarnos
a vivir con mayor intensidad. Y el vivir no debe de acabar con nuestros sueños, sino
brindarnos las herramientas necesarias para perseguirlos y alcanzarlos, pero también
debemos de mantener los pies en la tierra y saber soltar sueños que al final, nos
hacen más mal que bien el intentar lograrlos.
En conclusión, hay que comprender que vivir y soñar no tienen que ser opuestos
cuando en realidad son caras de la misma moneda. Vivamos entonces con la vista
puesta en el horizonte, pero seamos conscientes de nuestras capacidades y limites.
Solo así podremos sentirnos seguros con la realidad que nos toca atravesar. Abrir los
ojos puede ser doloroso pero es siempre importante darnos cuenta si estamos
viviendo un sueño o soñando con vivir.

Licenciado en ciencias politicas, editor, comunicador y productor de contenido creativo.