Nunca está de más escribir y pensar acerca del grupo humano que estuvo, está y estará toda la vida con nosotros: la familia o sea los parientes constituidos por los padres, hermanos, tíos, abuelo, primos y toda persona que haya crecido o acompañado a todos en momentos difíciles y/o complicados en nuestra existencia. Es tan fundamental que la propia constitución nacional lo refiere como la piedra angular de la sociedad.
Particularmente puedo decir – en términos particulares- que lo son todo luego de mi accidente al poder abrir mis ojos y dar uso de mis sentidos cómo la audición y boca, los primeros seres humanos que tuve la oportunidad de distinguir y tener cerca de mi cuerpo no fueron los “amigos” de facebook o contactos en otras redes sino fueron los que hasta ahora siguen conmigo: mi familia. Y eso pasa siempre aunque tardemos en darnos cuenta.
Tácitamente me da el mensaje que debo devolver ese apoyo recíprocamente a todos los que me hablaban, tocaban y estimulaban para que me vuelva a poner de pié de la cama y silla de ruedas. Debemos sentir más empatía positiva en nuestro alrededor. Construir con ellos y a partir de ellos una comunidad más comprometida con el bien común. Y no ha quedado ahí su estímulo, fueron ellos los que me estiraban la lengua, no literalmente sino para que haga uso de ella para hablar y oralmente comunicarme con mi entorno, que cómo consecuencia del accidente no funcionó y quedó disfuncional cómo otras partes de cuerpo también.
Sentirnos cerca
Afortunadamente ese espíritu auténtico y real de la familia siguió ahí para festejar mis cumpleaños, y nunca dejar de alentarme en las pocas cosas que lograba cómo el habla, caminar con andador, férulas, bastón y reír por algún chiste o broma que me surgía, otra de las capacidades que recuperé con la socialización. Entender la vida desde un accidente es déjenme decirle notablemente aleccionador pero no debemos dejar que eso salga a flote solo en esos momentos sino en la vida cotidiana.
No fue ni es la virtual, plataforma de las redes en internet la que construye los vínculos sino es en la familia. En lo otro, también se encuentran y de tanto en tanto también nos ponemos en contacto en las redes, para ponernos al día y saber cómo estamos y/o si estamos todavía pero nunca es igual al vinculo familiar.
El socializar debe ser sobre todo real porque ayuda bien a la recuperación mental, el ver, escuchar y responder bien sin tartamudeos o trastabileo, que fue y sigue siendo un error habitual en mi forma de hablar, leer o exponer mis ideas en grupos sociales.
Los hay de todo tipo en el mundo, académico, laboral, deportivo de primer, segundo y hasta el “tercer tiempo” después de un juego donde lo más importante no es lo que se consume sino la oportunidad de poder hablar realmente con los amigos, compañeros de equipo y evaluar desde jugadas hasta comportamientos con alguien en particular
Recuperar la alegría del ser
Cómo han leído más arriba, yo en especial he tenido serios momentos de reflexión acerca de la familia, amigos y su valor en mi vida. Una que estuvo muy cerca de perderse luego de ese choque. Uno en el que dos vidas han dejado de existir y desde el día que me enteré de ese hecho no paré de pedir a Dios por sus familias y gente que los conocía.
Sobre todo por su salud completa que nunca terminen cómo estaba en aquella fría y lúgubre terapia intensiva sin lograr entender nada más que las voces de mis padres, hermanos, tíos y primos que solo deseaban que responda con algún gesto lo que emitían con sus voces o gestos. Ellos fueron, son y serán más que todo para mí. Por eso en cada oportunidad que tengo de hablar con gente más joven que yo y hasta con coetáneos les pido sobre todo que atiendan y cuiden mucho de los seres vivos que estarán siempre a su lado, porque para ellos ustedes también siguen existiendo estén cómo estén.
Nadie en especial es más importante que otro más yo sobre todo debo y deberé reconocer sobre todo a mis padres, un dúo de soldados espartanos que me han levantado del piso cuando caía, traducían mis expresiones o toleraban los errores de las mismas para que pueda continuar con la idea.
Y estuvieron y siguen estando conmigo desde aquella fecha en que cambió todo menos la familia y su significado en mi vida; el grupo humano inquebrantable que es capaz de inyectarte la mejor dosis de anticonvulsivantes que es su amor y alegría. Ahora que mi madre está con chikungunya siente el mismo dolor de ellos recordando mi pasado y solo deseo que le pase y que vuelva con su misma alegría. La familia lo es todo.