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Vida y familia

Últimamente, se ha ido generando la tendencia a etiquetar a las personas, cual mercadería de supermercado. Me refiero específicamente a los que defendemos a la vida y a la familia. Hasta parece un chiste, pero los que abiertamente proclamamos nuestras ideas al respecto, pareciera como que tenemos que tener vergüenza de decirlo! Y me van a disculpar, pero el hecho de que yo o cualquier persona que se sienta con el derecho y la obligación de defender a sus hijos, ahora resulta que somos retrógrados. Estamos en un mundo libre ¿o no?

Si vamos a hablar de educación sexual, que es lo que supuestamente quieren introducir en la malla curricular, yo terminé el colegio hace 2 décadas y en la escuela ya se estudiaba dicha materia, en Educación Sanitaria. Nuestros hijos también ya recibieron esta educación en la escuela. Es mentira que nadie habla de eso! Ahora, el hecho de pretender introducir ideas preconcebidas y extrañas para un niño de 5 años (como por ejemplo, hablar de “infancia trans”), es la petición más descabellada que se pueda hacer en cuanto a nuestros hijos se refiere, siendo que todos sabemos que somos los padres, los encargados de educarlos hasta que cumplan la mayoría de edad. Ahí, pueden elegir la tendencia sexual que más les agrade, siendo adultos.

Y no me vengan con que es por el bien de ellos, “porque la mayoría de los abusos ocurren en el círculo familiar”. Si bien esto es cierto, el hecho de “educar” a nuestros hijos con una tendencia hacia la homosexualidad, no va a impedir este flagelo, ya que, hasta nosotros, siendo “adultos inteligentes” caemos en engaños por parte de gente sin escrúpulos. No queramos tapar el sol con un dedo, el problema de este flagelo no son los niños, son los abusadores y violadores, y éstos pueden ser tanto hetero como homosexuales! Si con el mismo énfasis y el mismo nivel de “aportes para la causa”, se hiciera lo que de verdad va a ayudar a nuestros niños, el problema hace rato estaría resuelto (por ejemplo, haríamos un escándalo porque un abusador anda suelto y tiene libertad condicional como para volver al mismo hogar en donde perpetró su crimen y estaríamos pidiendo cadena perpetua para él. Exigiendo a voz en cuello, apoyo incondicional para el niño) Pero resulta que nadie se esmera mucho en eso, que raro.

De hecho, con esto no pretendo convencer a nadie de esto, sí podría considerarme la voz de los que no se pueden defender, los niños. Ellos son las verdaderas víctimas y a ellos es quien debemos defender, no la iglesia, ni la ONG, ni a fulano ni mengano. Y –repito- somos los padres los responsables de su educación y cuidado. Y así debe ser. No pretendan sacarnos esa responsabilidad, aunque no seamos perfectos, somos los que más amamos a nuestros hijos y nadie los puede educar mejor que nosotros.

Si quieren ayudar a niños que no gozan de una familia, habiliten hogares (como hay cientos de ellos, que sobreviven gracias a los aportes de la gente súper generosa y voluntariosa), presenten proyectos de ley que aporten a la educación de nuestras clases menos privilegiadas. O hagan campañas de concienciación sin etiquetas rojas, ni verdes ni de ningún partido, ni comunidad eclesiástica ni atea. Aquí no se trata de defender a nadie, Dios no necesita que nadie lo defienda ni las iglesias ni las comunidades homosexuales creo que tampoco. Hay mucho por hacer si de verdad la idea es defender a los niños (lo es?)

Por último, dejen a nuestros niños en paz. Desde que son concebidos, merecen todo el respeto que vos y yo pretendemos que se nos otorgue. No se metan con ellos.

Leti Martínez Bogarín
Leti Martínez Bogarín
La magia de tu corazón | Mentora y escritora

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