De hecho, la administración anterior a la de Denis Torres ya cambió el Plan de Ordenamiento Territorial y Ambiental (POTA) para hacer que el barrio pase de residencia a industrial, eso quiere decir que pueden establecerse industrias pesadas y menores. Así, se instaló una gasolinera y una fraccionadora de gas tiempo atrás, cuyas denuncias no tuvieron atención en la municipalidad.
Cambiaron el plan territorial para beneficiar a particulares.
Con respecto al tinglado que parece pertenecer a un amigo del intendente colorado reelecto Denis Torres, se presentaron pedidos de informes y notas de denuncia a la municipalidad antes de la pandemia, porque en 2019 ya era un problema la polución sonora que ocasionaban las fiestas, espectáculos y otros actos en el local.
Durante la pandemia, el problema disminuyó bastante, no por intervención municipal, sino por las medidas de restricción impuestas por el Ministerio de Salud con respecto a aglomeración de personas. Pero ahora, de vuelta a la normalidad, el local recobró su movimiento, a pesar de que no se incorporaron soluciones estructurales al edificio para evitar ruidos y molestias a los vecinos.
En los últimos 15 días, la situación ya excedió los límites posibles de tolerancia por parte de los habitantes (aproximadamente 30 familias) que colindan con el mega centro de eventos instalado en pleno término de descanso de gente trabajadora. La gente dice que se siente hasta cuando caminan dentro del edificio.
Un sábado, la fiesta de un colegio se extendió hasta las 05:00 horas, dentro y fuera del local. Otro día, un festival de baile comenzó a las 09:00 horas y concluyó a las 20:00 horas. El último viernes, otra actividad de concurrencia masiva obstaculizó el acceso a los vecinos por las vías normales ya que los concurrentes estacionaron sus vehículos desordenadamente.
Una comisión municipal y fiscal ya visitó el lugar en 2019, para recomendar ajustes a la estructura del local de eventos instalado sobre Ruta Areguá-Patiño, frente a la urbanización Eco del Lago. Hasta ahora, las mejoras consistieron en poner blindex a las aberturas que hasta hace tres meses ni puertas y ventanas ajustadas tenían.
A través del portal unificado de información pública, en 2018, se consultó el nombre del propietario del local, que se creía se levantaba para polideportivo, también cuál ordenanza o resolución autorizó la edificación y en qué condiciones. A pesar de haberse cumplido el plazo, la municipalidad de Areguá nunca respondió las consultas.
RIART
Jorge García Riart, uno de los vecinos afectados, señaló que acudieron a la Policía Nacional y a la misma comuna. Pero no tuvieron respuestas favorables.
“Estamos recogiendo firmas para llevar al ministerio Público y al MADES. La Policía Nacional necesita el medidor de decibeles. Además, solo pueden actuar con hechos que pasan en las calles, pero no en el tinglado que es alquilado a terceros”, manifestó.