Un efecto secundario consiste en una consecuencia indirecta y generalmente adversa del uso de un medicamento o terapia. Ahora según un estudio a pequeña escala las vacunas contra el covid pudieron haber provocado una constelación de efectos secundarios. Las vacunas de COVID-19 fueron poderosamente protectoras y evitaron millones de muertes, pero en un pequeño número de personas, las vacunas pudieron haber provocado una constelación de efectos secundarios que incluyen fatiga, intolerancia al ejercicio, niebla cerebral, tinnitus y mareos. Entre las vacunas se encuentran Moderna (para mayores de 6 años), Pfizer pediátrica y Corona Vac (para niños de 5 a 11 años), y AstraZeneca (para mayores de 18 años).
Este trabajo aún se encuentra en sus etapas iniciales y necesitamos validar estos hallazgos”, afirmó Akiko Iwasaki , profesora Sterling de Inmunobiología en la Facultad de Medicina de Yale ( YSM ) y coautora principal del estudio publicado el 19 de febrero. Algunos de los síntomas crónicos más comunes del SVP incluyen intolerancia al ejercicio , fatiga excesiva, confusión mental, insomnio y mareos. Se presentan poco después de la vacunación, en uno o dos días, pueden agravarse en los días posteriores y persistir con el tiempo. Se necesitan más estudios para comprender la prevalencia de la SVP (Sustitución Valvular Pulmonar).
Hallazgos sorprendentes
Entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023, Iwasaki y su equipo recogieron muestras de sangre de 42 personas con síndrome posvacunación y 22 personas sanas sin él. Los investigadores descubrieron que, en general, las personas con el síndrome tenían peor salud que el estadounidense medio.
Iwasaki y su equipo descubrieron que las personas con síndrome posvacunación tenían niveles plasmáticos de la proteína espiga del coronavirus significativamente más elevados que el resto. Elevados niveles plasmáticos de la proteína espiga durante la infección aguda indican la presencia del virus y potencialmente una mayor carga viral o gravedad de la enfermedad. En la mayoría de los casos, tener niveles plasmáticos elevados y persistentes de la proteína espiga del coronavirus (SARS-CoV-2) más allá de la fase aguda de la infección o el período esperado después de la vacunación, se considera algo negativo y está asociado con problemas de salud. Con la la proteína espiga del coronavirus significativamente más elevados se pueden dar;
- Activación Inmune e Inflamación Crónica
- Tormenta de citoquinas y mediadores inflamatorios
- Autoanticuerpos
- Daño Directo a Células y Tejidos
- Impacto en órganos específicos
- Coagulación Anormal (Hipercoagulabilidad)
La «maldad» de tener niveles plasmáticos elevados y persistentes de la proteína espiga radica en su capacidad para actuar como un desencadenante constante de inflamación, dañar directamente las células y los revestimientos de los vasos sanguíneos, promover la coagulación anormal y contribuir a la disfunción de múltiples órganos y sistemas, lo que se manifiesta como los diversos y debilitantes síntomas del Long COVID.
Estas siglas que ganaron muchas publicaciones desde que se inició en el año 2019, hoy, seis años después vuelve a ser noticia por los efectos de ese virus feo que estuvo presente también en Paraguay con cifras que ascendieron desafortunadamente a 800.000 casos confirmados y 20.000 muertes. Y los marcadores inmunitarios del síndrome postvacunal indican futuras direcciones de investigación. Veremos que más nos traen como resultados que esperemos no sean tan desalentadores ni fatales.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion e intereses particulares