Comentario 3×3
El angustioso llamado del Gobierno para precautelar las circunstancias que podrían propagar aún más el coronavirus cae en un vacío enorme debido a la profunda desconfianza ciudadana hacia los administradores de turno. Casi siempre en circunstancias como éstas lo mejor es que el gobierno y el pueblo estén unidos en un propósito único, que es enfrentar la pandemia con eficacia, honestidad y éxito.
Cuando una de las partes falla o fracasa, comienzan las dudas en torno a si lo que afirman es verdad o no, y cuando la duda se instala, la desconfianza es la que campea. En las circunstancias actuales podemos decir que gran parte de la población paraguaya ya no le cree al gobierno en este tipo de cuestiones, por más lamentables y quejosas sean las reacciones de nuestros administradores sanitarios, la población está cansada, harta y agotada especialmente de las afirmaciones que no se compadecen con acciones concretas y prácticas.
Se tuvo mucho tiempo para preparar los hospitales para una segunda oleada, como es como la que estamos teniendo en la actualidad y no se hicieron las labores que correspondían. Cuando se descubrió la corrupción, no se castigó a sus responsables, y en ese marco y en esas condiciones, es improbable que cuando alguien afirma que se viene el lobo, alguien todavía le crea al pastorcillo mentiroso.