Haití comprende la tercera parte de la isla La Española, al occidente de la República Dominicana y entre el mar Caribe y el Atlántico Norte, que un primero de enero de 1804 logra independizarse de Francia para intentar llevar adelante una buena gestión para sí mismos sin la intervención de ningún extranjero para lo que sea. Ahora sin embargo hay en su territorio fuerzas keniatas pero el terror de la violencia continúa.
Semanas después de la llegada de una fuerza policial internacional, grupos armados están reorientando de nuevo sus actividades delictivas fuera de la capital.
Su presidente Jovenel Moïse tiene la difícil responsabilidad de devolver paz, calma y seguridad a su población con sus recursos y la solidaridad de algunos países cómo Kenia que decidió enviar a 200 efectivos de su policía a la isla caribeña para ayudar a la pacificación de Haití.
Sigue la violencia
Poco antes del amanecer de un domingo de finales de julio, miembros de una de las mayores bandas armadas de Haití atacaron la localidad de Ganthier, ubicada a unos 40 kilómetros al este de la capital y en una carretera que, según las autoridades, se utiliza para el contrabando de armas.
Cuando, horas más tarde, llegaron los refuerzos policiales en vehículos blindados, los agentes encontraron las calles desiertas, pues los miembros de la banda se habían marchado tras destruir la comisaría de Ganthier y torturar y matar a varios residentes, según el alcalde de la ciudad y la policía.
Esto no es más que uno de los tantos hechos de violencia que golpean al país más pobre de América. Lleno de prejuicios y de fracasos es el típico caso de Estado fallido para el que logran aceptar los muchos que pasaron sin éxito por la Isla. Veremos cuánto duran los africanos.
